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Libertad. La democracia es eso, libertad. Sin embargo, cuando la libertad está consensuada por unos pocos gracias al empoderamiento al que acceden por medio de las urnas, la libertad no es lo que es, sino la forma ineludible de actuar en sociedad.

Libertad. La RAE específica hasta 12 acepciones para esta palabra que ha sido sobada, manipulada y deformada por políticos populistas, filósofos interesados y el vulgo siempre cuando le ha convenido. Pero me quedo con las dos primeras que creo que son las que de alguna forma más nos afectan:

  1. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
  2. Estado o condición de quien no es esclavo. En democracia se vende este concepto porque se nos dice que podemos elegir libremente a quien deseamos que nos gobierne, es decir, a esos cuya confianza formalizamos en las urnas para que cuiden de nuestras vidas y favorezcan el bien común. Una libertad que nos hace creer que si salen los nuestros nuestras vidas mejorarán y, si no, no serán tan buenas como podríamos imaginar.

 

Por lo tanto tendremos que asumir la responsabilidad de nuestros actos cuando a los que votaste una vez que gobiernan, no lo hacen pensado en nosotros, sino en sí mismos. Es decir, la democracia actual consiste en que participamos en libertad para que los políticos se blinden con nuestros votos en una dictadura. Una dictadura que, cuando es mayoría, se vuelve en dictadura absoluta.

Cuando los políticos o las personas que acceden a gobernar no se rigen por los principios que les definen y son corrompidos por el poder, corrompen a los que les rodean y corrompen la razón para que todo esté de su lado, da lugar un Estado fallido porque estafa la libertad prometida al ciudadano. Cuando las decisiones de Estado se rigen por la ética del pensamiento dominante y carece de razones morales, el ciudadano está perdido porque no tiene más salida que soportar heroicamente lo que deciden por él. Entonces el punto 2 de la acepción de Libertad deja de tener sentido, porque somos esclavos de una libertad consensuada.

Populismos llenos de eslóganes y vacíos de soluciones; nacionalismos que excluyen otras formas de pensar y querer vivir; leyes que se ejecutan aboliendo uno de los principios fundamentales de un Estado de Derecho, como es la presunción de inocencia; los medios de comunicación convertidos en voceras de los intereses financieros e ideológicos; y la masa social cautiva por su baja intelectualidad, moral y reflexiva... Entonces estamos ante un país camino de la ruina. Toynbee dejó muy claro este punto: Las civilizaciones no mueren asesinadas, sino que se suicidan.

Llevamos años de vaciado moral, huyendo hacia delante de nuestra identidad cristiana, en una constante disolución de nuestros principios y nuestras costumbres. Apisonados por una cultura constante de la muerte: el aborto, la eutanasia, la maternidad subrogada, la degeneración de la lucha de géneros. Unos pocos empujan y empujan para que la sociedad sea una masa enorme y deforme fácilmente manejable.

Muchos ya lo ven como algo normal, una vana evolución del ser humano. Menos se rebelan contra este cambio pero callan cómplices, o cobardemente, casi peor. Y pocos, muy pocos, pelean arriesgando su fama, su carrera, su fortuna, estudiando y formándose para combatir desde la intelectualidad este ataque salvaje y democrático contra la dignidad del ser humano.

La corrupción de la razón es una de las consecuencias más evidentes del relativismo decadente, que provee al nihilismo contemporáneo de una existencia basura, sin futuro y de horizontes planos, porque nunca pretende ver qué hay de verdad o de mentira en los hechos y en las personas.

posverdadLa verdad y la mentira es algo que orienta a las personas hacia una existencia real y personal, que nos sitúa en un plano de evidencia en relación con los demás y la sociedad en general. La verdad y la mentira están en el plano del juicio moral, por eso es importante. Tan importante es, que el relativismo se ha encargado de destruirlo y lo ha sustituido de manera casi inmediata, consensuándolo a través de la ley. La verdad y la mentira ya no es lo que es moralmente o no, que puede ser incluso subjetivo. La verdad y la mentira ya es lo legal y lo ilegal. Las leyes han sustituido el concepto de bueno o malo por lo que la ley me permite y se puede hacer, o no. Es legal abortar pero no ir a más de 120 km/hora en la autovía. Una manera perfecta para manipular a la sociedad desde la ley, creando normas y fabricando nuevas costumbres, comportamientos humanos.

La posverdad ha llegado para deconstruir más la razón razonable porque se maneja desde la sinrazón de los sentimientos. Así, solo desde lo que somos capaces de sentir, podemos justificar de manera vehemente, incluso violenta, nuestra opinión, que no razón. Somos capaces de justificar desde el amor -de hecho así lo hacen muchos buenistas-, la homosexualidad o el animalismo, con las formas más agresivas que el pacifismo nos autoriza como son el acoso, el insulto y saltarse la ley si es necesario. Y por el contrario, desde el odio, por ejemplo, podemos agrandar la ola salvaje del nacionalismo porque nadie piensa en qué sucede y sus consecuencias. La acción solo está dominada por el sentimiento, sin pasar por la cabeza, y provoca un exacerbado amor a las ideas propias y por ende odio a las ajenas.

El relativismo imperante ha hecho rodar las tendencias más enfermas de la razón humana: materialismo, individualismo, nihilismo y la posverdad, que ha sido agitada intencionadamente desde las redes sociales por unos e imitadas por todos los demás, es decir, la mayoría, lo que provoca sin duda una tendencia de comportamiento relacional. ¿Cuál es la evidencia de que somos practicante de la posverdad? Primero: prejuicios, va por delante una idea preconcebida de algo o alguien que nos pone a la defensiva. Segundo: nos creemos sin contrastar lo que nos interesa y rechazamos por lo mismo lo que consideramos que nos ataca.

La posverdad ha sido la puesta en marcha con evidente éxito por los populistas, porque la posverdad es un arma muy eficaz para hacer propaganda política y para las apologías más variadas.

Invitación RADIO YA el perro de benAcaban de convocar la presentación oficial de la novela. Se realizará en la sede de Radio Ya y se retransmitirá en directo que podrás oír en este enlace que te proporciono.

Además, en el canal de vídeo de Criteria Club de Lectores han lanzado un breve acercamiento a lo que es El perro de Ben, donde explico de forma sencilla qué es y qué quiero trasladar con esta historia. Ya en la entrada que realicé hace unas semanas, tiutlada El perro de Ben, expliqué en profundidad lo que es esta novela. Traté sobre el sentido de la obra, los personajes, la conclusión y el futuro, en sí mismo de la trilogía. También marqué las diferencias más importantes con Tom, el Fuerte. Es un artículo más largo e intenso.

Sin embargo, ahora en soporte vídeo, en un corto espacio de tiempo de (1,57 minutos) digo de forma sencilla qué es. Os dejo con el vídeo:

También hace un año el digital El Distrito en su sección TV me hizo una entrevista más larga sobre Tom, el Fuerte que también os dejo para que si queréis conocer más de mi obra y mis personajes, podáis hacerlo fácilmente.

Que los tiempos están cambiando, no es una novedad… Que lo está haciendo para todos, tampoco es otra novedad… Y que el periodismo sufre una fortísima transformación en la forma de transmitir la información, no tiene vuelta de hoja.

forjando a la sociedad

Y debiéramos preguntarnos si es bueno o malo. Hoy la información es en tiempo real pero el periodismo de medios ha sido trucado por las redes sociales. Cualquiera, desde cualquier lugar del mundo, con su smartphone hace una foto y lanza un titular de 140 caracteres: “Se quema el bosque. Los vecinos lo pierden todo. La policía local no da a basto con el desastre. Dos niños desaparecidos y cunde el pánico.” Ya está, el lugareño se ha cargado el trabajo del periodista que se firmaría hace 15 años el titular. Sin duda mejor escrito, mejor estructurado, con más datos. ¿Pero y qué? La noticia se ha quemado, nunca mejor dicho.

Los medios de comunicación migran del papel a lo digital, y las noticias y los titulares siempre llegan tarde porque las redes sociales ya lo han contado, comentado y enfrentado (que no confrontado). Es otro ramalazo del individualismo domesticado desde las grandes corporaciones como Facebook, Twitter, WhatsApp, etc. Esta metamorfosis, empujada desde la sufrida penuria de la dominación y el poder global ha creado dos categorías de periodistas en las que se hacinan hombres y mujeres, valiosos o no. En una de ellas -la mayoritaria- luchan por hacerse un hueco y no ser una mera pieza más en el engranaje de la noticia que le dicen que dé y de qué forma. La otra, la de los gurús, la de los intocables, los que ya no dan noticias pero las opinan.

Los gurús se convierten en comentaristas de la conciencia de la actualidad, nos guían y se empeñan en decirnos qué está bien y qué no; nos avisan de lo que pasará y dirán a políticos y financieros lo que deben hacer. Son los sacerdotes que a diario ofician el sacro santo ministerio de dirigir la opinión social. Acumular escándalos ante las novedades relativamente noticiables para que hagan que las redes sociales ardan y crezca el espectáculo del día a día de una sociedad progresista e individualista que cree en sus propias religiones políticamente correctas, puritanas y relativistas.

Pero sobre estos dos grupos reconocibles existe un mundo transparente para nosotros e inexistente para muchos, pero que afecta a todos: los magnates de los medios de comunicación. Los que deciden lo que los gurús deben decir en las tertulias y lo que la clase de tropa debe escribir en sus secciones. Los que fabrican la fama de algunos y los que deciden a quién hay que hundir. Son los que se esconden tras sus medios de comunicación y manipulan la realidad porque ellos tienen unos intereses que no coinciden con los de la sociedad real.

En todo caso, lo que sí conviene es que a la sociedad no le embarguen la información por los medios y que sigan siendo los periodistas los que realmente enarbolen la libertad de la información. Pero me temo que eso ya no sucederá, en un mundo donde la información maneja los hilos del poder. Solo quedan pequeños medios digitales dispuestos a la guerrilla de guerrillas o desde las trincheras.

[Publicado por primea vez en Hispanidad.com, incluye 3 libros recomendados sobre este mismo tema]

ventiladorAndaba por la calle desesperado. Las ganas de aliviarse con una meada, era en cada segundo más acuciante. Había cenado hacía nada. No  tenía ganas de consumir para cubrir el peaje para mear en un local. Paso por una terraza atestada de jóvenes. En un cartel, hecho con la impresora de casa, anunciaba que las cañas sólo costaban 0,40€. Ese era el señuelo para que todos se agruparán como una tribu al rededor del aquelarre del serpentín. No se lo pensó más. Giró 90º he hizo chirriar los tacones de sus zapatos en las tablas sucias de cerveza derramada a la entrada del local. Dentro olía a mierda, a sobaco, a sexo contenido, a orín macerado en el suelo. La edad de nuestro hombre desencajaba en el ambiente. Todos, ellos y ellas, como diría Pedro Sánchez, le miraron. Sintieron que un cincuentón invadía su terreno. Pero la edad es un grado, y  les despreció. Se dejó guiar por una especie de instinto animal para encontrar el agujero donde desaguar. Bordeó la barra, giró a la izquierda. Luego una escalera... Arriba, como en un torreón, estaban los urinarios. Las puertas abiertas, como si todos los que salieron lo hubieran hecho huyendo. Se bajó la bragueta, casi se derrama en las manos. El chorro salió irrumpiendo contra el fondo del inodoro y sonaba como un tam-tam de la selva, era salvaje. Con los ojos cerrados disfrutó del placer de sentir cómo se relajaba la vejiga. La próstata hizo su trabajo con satisfacción. Luego, al final, cuando se sacudía para no llevarse al calzoncillo la última gota, abrió los ojos y lo vio. Aquel ventilador que no ventilaba, con ese empalme penoso y lleno de mierda ambiental pegada por la humedad, por el abandono, por el hedor macilento, ahora materializado. "Si lo sé, no entro a mear aquí", pensó asqueado mientras lo miraba morbosamente. Pero otra voz, haciendo eco tras sus orejas, le decía: "Ya, ahora que lo has echado todo", y se reía con la resonancia de la muerte.


Un grupo de cinco amigas, en corro sobre la arena. Podían ser universitarias o compañeras del Mercadona aprovechando la hora libre de comer. Todas hablan a la vez y se daban crema con ansia y placer. Entre ellas hay una que destaca por sus carnes blancas, su bikiny rosa chicle ácido y su volumen extremo. Todas han terminado con el rito de la crema. Unas ya se tuestan boca arriba y otras, más rezagadas, recolocan y planchan con la mano la toalla sobre las microdunas de la arena. Sólo ella, la gorda, sigue untándose protección en un muslo. Parece que no acabara nunca.
Se les echa la hora encima y alguna recoge ya para irse. Pero ella acaba de tumbarse boca abajo para entonar la espalda.


china tatuajeChina de "masaje o tatuaje" que se acerca a una rubia. Le enseña un cartel con el que explica el servicio. La rubia pregunta "cuánto". La china extiende sus cinco dedos de la mano derecha y mantiene una sonrisa lo más comercial posible, casi sumisa. La rubia dice que " Aquí ", señalándose el lado alto de la espalda. "No plobema" parece decir la china. Cierran el trato, la rubia se retira el pelo de la nuca y la china le suelta la parte alta del bikiny. Se unta de aceite y ¡a trabajar!


Una chica tumbada en la playa tomando el sol. Hasta aquí lo normal. En un lateral de su cuerpo un tatuaje desde el alto muslo hasta casi la axila de unas ruedas dentadas haciendo engranaje entre ellas. ¡Precioso, súper chulo! Toma el sol boca arriba, las manos tras la nuca. El sobaco peludo de un minero y las inglés de un  camello.

Hola a todos, me complace comunicaros que estaré firmando ejemplares de Tom, el fuerte este próximo viernes día 10 en la caseta número 283 de la Librería Letras de 19 a 21 horas.

feria del libro TOM EL FUERTE
Si deseas un ejemplar de "Tom, el fuerte", haz clic en la imagen

Como es lógico me encantaría poder dejarte un ejemplar y saludarte personalmente. ¿Nos vemos?

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Los comentarios* son provenientes de Amazon cuando estuvo a la venta en el concurso indi organizado por Amazon en colaboración con La Esfera de los Libros (2014). Era cuando la novela tenía título principal Todos lo hicieron mal, luego cambió como explico en esta entrada.

PORTADA 2
Portada inicial, luego fue sustituida solamente en el orden del título-subtítulo

Hacía tiempo que una novela empezaba enganchándome y me producía dependencia. Pero ya en las primeras páginas de "Todos lo hicieron mal" me di cuenta de que me iban a dar las tantas de la madrugada acompañando a Larry y a su muda compañera por los vericuetos de una trama cuya originalidad y buen tino literario la hacían distinta a las que acostumbramos a leer.
Opino que hay un tipo de literatura, que se puede llamar de mesilla de noche y que es la que nos absorbe tanto que se nos olvidan los problemas diarios y poco a poco nos sumerge en un sueño reparador. De ahí su mérito que, supongo, no será compartido por la crítica ortodoxa pero que ahí queda. En el otro extremo está la obra que no solamente nos absorbe y seduce sino que nos abduce y por ello no podemos dejarla. Este es el caso del magnífico texto de Humberto Pérez-Tomé que aún no me he podido quitar de la cabeza.

Por tanto, se la recomiendo a todo aquel que sepa degustar las buenas letras y que --debo decirlo-- tampoco le asuste la dureza de unas vidas que son la vida misma. En suma: un libro que además de su alta calidad, enseña.

Muy buen libro, hacía mucho que no me enganchaba tanto uno desde la primera hasta la última página. Toda repleta de acontecimientos de intriga y situaciones sorprendentes que me hicieron leerme como un "jonky" la novela en un día y medio. Unos personajes muy curiosos, que te van a sorprender desde la primera hasta la última página. Creo que una de las mejores novelas que he leído en mi vida. La aconsejo fervientemente.

Se trata de una narración asequible, fluida y muy amena. De estilo elegante y pletórico de emociones. Sin duda, continuaré leyendo a su autor. Se lo recomiendo a los cansados de ripios y florituras, a todos los que busquéis crudeza realista y original de alta calidad sin dejar de aprender.

Es imposible no leerla del tirón, no ves el momento de parar para comenzar mas tarde, nos mantiene en alerta y nos asombra con su final. La arquitectura literaria no puede ser mas sencilla, estilo intencionado por parte del autor, en mi opinión, para llegar a todos, al fin y al cabo no es una historia de amor ni una novela policiaca donde una vez que se sabe quien lo mató o si el chico deja a la chica, ya no hay mas de donde sacar. El tema, la relación interfamiliar, concerniente a todos, nos hace reflexionar sobre lo que somos capaces de hacer con ella... Escrita desde un prisma primario y un dramatismo exagerado , que nos sitúa de manera diferente y sorprendente.

Leí las páginas gratuitas y me gustó mucho. En realidad, me "supo a poco" así que me lo he comprado.

Me muero por empezar a leer. He oído muy bien hablar de esta novela, tanto mi madre, como mi hermano hicieron la compra y quedaron fascinados con esta novela que por lo visto engancha desde el primer momento y te deja fascinado! volveré a comentar con mi opinión personal. Un saludo!

Pocos días más tarde y ya leída la novela, Amazon no me deja volver a comentar pero si editar, así que os dejo mi opinión: Era comenzar a leer y sumergirte en otro mundo no había acabado el párrafo y ya estabas en el otro lado, un viaje que solo puedes tener el placer de sentirlo en algunas novelas. Os hablo de la ultima novela que he leído "Todos lo hicieron mal".

Dicen que una buena película es aquella que te remueve sentimientos y es que pienso exactamente lo mismo de una novela y esta se me ha clavado tanto en la mente como en el corazón porque remueve sentimientos, de dolor, de llanto... Con esta novela "Todos lo hicieron mal" pude sentir el maravilloso placer de leer a velocidad del rayo tan rápido que parece que en vez de leer estas viendo una película y la pantalla es tu propia mente...

Me ha sorprendido la novela, pero más aun el autor. Gracias por este viaje tan intenso y tan bien vivido!

Trama dura y realista. Mantiene tensión hasta el final. La relación familiar se basa en un triángulo cuyos actos van marcando el devenir de la novela. Se ve la repercusión de las acciones que a veces no son las más idóneas Muy bien escrita y por eso "llega" al lector. Mi enhorabuena.

Historia dramática que me ha enganchado desde las primeras páginas. El estilo de escritura es fluido y capaz de trasladarte a la situación descrita fácilmente. Me ha gustado por lo que recomiendo su lectura.

Libro estimulante y entretenido, pasas las hojas con facilidad, se lee solo, es genial. Las descripciones y como se sienten los personajes es muy real y el autor consigue ponerte en el papel de cada personaje del libro.

10º La historia es creíble y los personajes rezuman sentimientos y psicología, aunque acaben desbordados. Si el envoltorio estuviera más pulido desde un punto de vista estilístico, la valoraría con más estrellas.

11º Desde el principio te atrapa con una prosa sencilla y una trama muy bien construida en la que se mueven personajes con los que llegas a identificarte en muchos momentos. Me ha gustado mucho.

12º Excelente novela. A veces nos empeñamos en leer siempre a los mismo autores y de repente surgen sorpresas como esta. La trama te va envolviendo, enganchando página a página. ¡Súper recomendable!

13º Magnifica sorpresa. Deliciosa la lectura y profunda reflexiones... Todos nos podemos ver reflejados en estas situaciones, simpatizando desde el primer momento con los protagonistas.

14º Fácil de leer cómoda y divertida, realmente engancha y al final del libro siempre te pide más esperemos que saqué otro libro más.

*Como es lógico los nombres de cada comentario están anulados por motivos de protección de los datos.

De todo lo que podamos escribir en este blog nada tiene sentido sin que tratemos de explicar qué está sucediendo con los libros, su metamorfosis tecnológica y su crisis que no acaba. Una crisis que reúne dos factores. Por un lado la económica que nos afecta en todo. La otra, es la propia, esa crisis del sector editorial inmerso en un cambio tecnológico que no terminan de digerir todos los actores del sector (desde el autor hasta el lector). Y también la3 crisis editorialmanera de consumir libros. Consumir libros desde el punto de vista de cómo se compran y cómo se leen.

Desde los años setenta hasta finales de los noventa todo iba bien, incluso muy bien. Un pequeño editor -y no digamos uno grande- bien situado podía ganar mucho dinero, y lo han hecho. Sobre todo el editor español que vendía en España y en todo Hispanoamericana, lugar donde hacían doblete porque vendían los nuevo y con lo que ya había hecho caja en España. Pero salvando esta dorada época del editor, y de todos los que caminaban con él (distribuidor y librero), que ya ha pasado a la historia, es más que posible que no vuelvan esos tiempos porque los tiempos han cambiado, ¡y de qué manera!

¿Por qué razones el sector editorial no despega, si ahora además del papel también tienen soportes electrónicos? Analicemos la actualidad interna del sector en tres grandes rasgos:

La Ley del Libro que, por una pretendida protección a los derechos de autor, bloquean el precio, dejándolo fijo excepto un "agresivo" 5% de descuento en el precio de tapa. Sin duda es una razón que frena el consumo y las posibilidades de aumentar la facturación por medio de la incentivación de mercado. No importa los descuentos que se puedan ofrecer dentro de la cadena comercial, ni la cantidad de libros que se puedan vender en una sola factura, el precio final PVP será el mismo siempre en todo el territorio español, y en otros territorios también.

El modelo de mercado: trabajar en depósito. Un sistema verdaderamente nocivo porque se convierte en un embudo para los editores que son quienes acarrean con la inversión, con la responsabilidad contractual y la jurídica. La Ley del Libro ya citada impide que los libreros o los editores en sí puedan hacer ofertas de invierno o verano como en cualquier otro comercio. Es un sector intervenido por una ley férrea que no se pone al día para los tiempos modernos, globales y tecnológicos, y que cada vez son más virtuales.

Los derechos de autor. Sí, los derechos de autor, aunque parezca mentira. El autor es propietario de la obra pero en la parte intelectual y que blinda las posibilidades de que el propietario de la obra industrial, el editor, siga obligado a pagar por el precio de tapa, se venda o no se venda o en qué condiciones se venda. Este último no puede hacer ofertas para colocar el producto con ventajas económicas y que por lo tanto el autor cobre honorarios, no en función del PVP, sino en relación a la facturación real del editor.

Pues todo esto hace que grandes monstruos como Planeta se tambalee, o que pequeñas y medianas editoriales de toda la vida vean reducir sus plantillas de profesionales y eviten gastos que antes se daban por supuesto (correctores, ilustradores, maquetadores de prestigio,...) y traten resolverlo de forma "casera" bajando la calidad final del producto por querer seguir manteniendo el negocio del que seguramente no pueden salir porque sus deudas o la financiación externa no se lo permite.

Sin embargo es un sector no solo necesario, también demandado porque la oferta sigue aumentando aunque la demanda parezca que no crece. Pero uno se pregunta dónde se meten los lectores y no queda otra que responder que siguen estando pero distribuidos en otra formas de leer. Ya no solo se lee papel, también se hace en tintas electrónicas o pequeños monitores de 7 u 8 pulgadas. Que sí, que ya que sabemos que a todos nos gusta ese olorcito del papel, el tacto sedoso de calidad literariaun buen offset o la calidad de un estucado bien cepillado... Pero miren ustedes, el libro electrónico ha llegado para quedarse. Se na invertido miles de millones en tecnologías, en plataformas e implantaciones electrónicas y eso no se va a tirar por la ventana.

Y lo cierto y real es que esos lectores "perdidos" están felices porque lo que hacen es distribuir sus lecturas según cuáles en diferentes soportes: analógico o electrónico. La realidad es esta: que cada vez más, los lectores habituales son híbridos a la hora de elegir el soporte de sus lecturas. Y tan esto es así, que el gigante Amazon que comenzó su andadura como vendedor de libros -y ahora vende hasta ropa interior- es el gran escaparate mundial de libros electrónicos. De hecho es donde todos los escritores indi -escritores independientes, para entendernos- publican sus obras. Las paradojas de la globalización hace que esto, aparentemente tan bonito, tiene el defecto que en el todo vale -lo bueno y lo malo- cuando no existe un criterio de selección, la calidad se relativiza y junto a maravillas literarias se presentan basuras que dicen que son novelas.

En resumen: el sector debe renovarse; seguir avanzando en la confianza del trabajo de los editores que no es otro que el de seleccionar obras que ayuden a mejorar el mundo, el sector (los gremios) tiene que mover ficha. Y para eso la Administración debe ser consciente de que ellos son los que pueden propiciar las leyes y los cauces que hagan posible esta realidad.

NOTA: Si quiere saber más sobre la renovación de este sector, en mi blog hice una entrada que corrió de monitor en monitor y que quizá le pueda interesar Muerte y resurrección del sector editorial... ¡Ya veremos! que contiene otros enlaces relacionados.

El pasado 29 de octubre tuvimos la ocasión de asistir -y presentar- un entretenido libro publicado en Un libro en el bolsillo: El test más divertido de la historia, escrito por Marcos López Herrador.

portada-el-test-mas-divertido-de-la-historiaEl acto se celebró en María Pandora, en Madrid, rodeados de amigos y gran ambiente. En el vídeo se recoge toda la intervención, y aunque no es de gran calidad (ni el audio ni el vídeo) se ve y se entiende suficientemente.

Como ya sabéis este nuevo sello hace honor a su nombre y ya ha publicado varios títulos todos en formato de bolsillo. Este fue un momento idóneo para explicar qué es un libro en este formato y cómo se comenzó hace años en este formato y por qué. Y es que las causas son tan lógicas que el "descubrimiento" de libros de ese estilo se convirtió en una verdadera revolución editorial en ese momento. Lo cuento en la introducción de la presentación.

La intervención del autor es divertida, en tono muy coloquial y descubre algunos de los secretos de las 100 preguntas que encierra el libro. El autor es un especialista en aforismos y recomendamos seguir en Twitter @mlopezherrador Tiene ya varios títulos publicados que van desde los poemas, a la novela corta y cómo no, de aforismos. En estos momentos dedica su tiempo a una ambiciosa novela histórica que posiblemente va la luz en la campaña de navidad del 2016.

Te dejo con el acto y ... ¡Disfruta del momento!

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Cuando los mandamases del Gobierno dicen que ya no estamos en la crisis. Cuando los bancos vuelven a tener beneficios millonarios. Cuando los parados ya son menos pero claramente insuficientes... Es cuando otra vez a todos se nos prenden las velas de la esperanza y volvemos a querer sonreír.

En los últimos siete años -la famosa crisis- los editores, los grandes y los pequeños, hemos hundido nuestro empeño en un lodazal que nos ha dejado exhaustas las fuerzas, las cuentas corrientes en números rojos y la iniciativa que nos caracteriza, a veces osada y otras intrépidas, anulada por miedo al que será. Las crisis, siempre lo he dicho, hacen más bien que mal a medio-largo plazo. Son como las crecidas de los ríos, arrasan, pero limpian, renuevan y modifican el curso reavivando su naturaleza. Las crisis son también eso, economías desbordadas por falta de control y previsión que dejan dolor a su paso pero que terminan colocando a cada uno en su sitio. Una vez que he expuesto mi visión optimista de lo bien que, según mi teoría, nos va a ir a partir de ahora (ironía on), trataré de explicar qué no ha cambiado del sector editorial y por qué no terminará yendo bien a pesar de mi cosmovisión de las bondades de la crisis. Del sector editorial ya hablé hace tiempo, pero hay que insistir.

Para empezar creo que el sector editorial sigue anclado en un modelo estructural de los 60-70 donde no había nada más que los libros como canal para adquirir cultura y que entonces no existía como existe hoy competencia con la aldea global de Internet. Sin embargo todo sigue igual, y el gremio, los editores y lectores se limitan a debatir si libros de papel o ebook. Autores, editores, distribuidores, libreros y lectores. Esta es la cuestión y hoy el libro se mueve en una vía muerta de crecimiento, que cada vez huele más y peor a letrina pública.

El editor está arrastrado por una viciada inercia de décadas. Posiblemente porque a grandes rasgos pensamos que todo el mundo lee lo que le pongan por delante y todavía, a esta altura de la película, no nos hemos dado cuenta de que los lectores cada vez seleccionan más sus lecturas, no solo qué lee, si no cuándo lee y dónde lo hace. Quizá no nos hemos dado cuenta de que los lectores leen mucho y hay mucho a disposición del curioso lector en las redes sociales, los blogs y los pirateos. Y, esto seguro, no sabemos cómo dar valor añadido a lo que ofrecemos industria editorialpara competir contra todo eso. Todavía nos queda un clavo ardiendo al que cogernos: aportar información agrupada, buena y fiable, que ahorrará  mucho tiempo de buscador al lector interesado.

Pero sabemos que esto no es suficiente. Que los editores tenemos que ir a más, mucho más. Por ejemplo la especialización de temas, los autores más señeros y con más repercusión en redes sociales, involucrados definitivamente en la promoción del libro y que apuesten codo con codo en la edición para que ambos salgan ganando. Si olvidamos que estamos en una industria de ideas, pero industria al fin y al cabo, estamos acabados, y a lo mejor eso es lo que nos pasa, que lo olvidamos.

El distribuidor que olvidado de su quehacer no da nada más que una función logística de ir y venir con los libros, y los que se vendan bien y los que no ...¡se siente! Siempre he pensado que un distribuidor debe ser el departamento externo comercial del editor, su brazo largo en el mercado para colocar títulos en los lugares adecuados (no todos los títulos encajan en todas las librerías), recoger información y decirle al editor por dónde van los tiros, por qué no se venden sus novedades y qué es lo que demanda el mercado. Hasta la fecha ningún distribuidor me ha pasado jamás un informe, solo la liquidación de ventas mensuales y las devoluciones de libros que anteriormente dijeron que sí, que estaban vendidos. Si el distribuidor no cambia y no propone nuevas forma de trabajo, más comprometidas, más uña y carne con el editor, será devorado por el mercado como ya sucediera por ejemplo con los distribuidores de alimentación y las grandes superficies. Un distribuidor no es un mero departamento logístico. Eso ya existe y cobran menos que ellos...

La librería es ese punto de venta especializado en la venta de libros del que cada vez quedan menos. Parece de perogrullo explicar esto, pero quedan ya tan pocas librerías que hay que ir dejándolo por escrito para posteriores generaciones y que no sepan qué era. Grandes ciudades como Barcelona y Madrid han visto cerrar librerías de las de toda la vida y a penas quedan libreros independientes que sepan dar aquel servicio (hablo en pasado porque esto ya no existe) a sus clientes con recomendaciones de libros adecuados a su público. No se atreven a la especialización y pretenden seguir viviendo del pelotazo de la novedad, del producto facilón de moda, de historias que explotan los bajos instintos y de poco pensar. Pero sobre todo pretende seguir viviendo (de esto grandes y pequeños) de un sistema que empobrece la correa comercial del libro que se denomina "ventas en depósito". Un sistema cuyo riesgo recae una y otra vez en la inversión del editor y de la que, junto al distribuidor, vive a expensas de él (del editor) sin que ninguno arriesgue nada del capital necesario para que el libro viva.

Creo que el sector editorial es el único que vive, y mal, con este sistema injusto. Solo el lector y el editor apuestan verdaderamente  por el producto editorial, y si esto es así, el editor podría sacar a la venta los libros con un 55% más barato, hacer ediciones digitales a justadas a la demanda y trabajar directamente on-line con el consumidor final. ¿Qué tal? ¡Y ojo, no es ciencia ficción! Esto ya se están viviendo en muchas tiendas virtuales que dan un servicio puerta a puerta en 24/48 horas, que te atienden personalmente, te ayudan a hacer la compra, te sugieren otros títulos, acumulas puntos para próximas compras  y... ¡además te regalan cositas por comprar!

El lector sigue siendo lector. No se ha dejado de leer, lo que pasa que, como en otras muchas cosas, tiene un poder importante de decisión, de cómo consumir (papel, ebook o en línea) y de cómo adquirir lo que lee. Lo que pasa, y me refiero a los editores, distribuidores y libreros, que el lector va por delante, no le satisfacemos, y él se busca la vida como puede.

Y luego queda el autor y la ley de libro. Otros elementos que conciben el sector editorial de forma demasiado legalista y personalista por querer ser garantista de unos derechos de autoría que valen lo que el mercado diga que vale. Una visión demasiado arcaica y que no es consciente de que el sector editorial es un sector industrial con resultados de valor contable y cuyo éxito intelectual lo define de alguna forma el éxito de las ventas. Sin embargo he de decir que los autores, muchos de ellos, son conscientes de la situación y del cambio que se ha producido y son capaces de llegar a acuerdos buenos y fiables para el mercado, sin que sufra ni el beneficio de ambos ni la intelectualidad del autor.

Necesitamos un cambio urgente y no veo que ni los gremios correspondientes ni las federaciones intervinientes muevan un pelo para hacer algo.

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