Vicktor Frankl, casi no necesita presentación, si acaso una breve reseña: neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. Este hombre que aguantó un presente sin futuro se atrevió a decir que El hombre es hijo de su pasado mas no su esclavo, y es padre de su porvenir.
Y es que la vida tiene siempre unos extraños reflujos de la historia pasada, casi siempre malos que por supuesto echamos la culpa a los defectos de nuestros antepasados. Sin embargo hay otros muchos vapores del pasado que son buenos, me atrevería a decir que son los más, que son el andamiaje que otros individuos nos dejaron puestos paras ser capaces de ser hoy lo que somos. Porque el presente está construido de pasado. De hombres y mujeres que han quedado en el camino de la historia de la humanidad. La mayoría de personas anónimas, que estaban donde tenían que estar y cuando tenían que estar. Otros han dado la vida en batallas, en injusticias, en enfermedades… que han servido a los demás para llegar hasta aquí. Eso es así y no puede negarlo nadie. El pasado está lleno de hombres buenos y malos, de trabajadores, emprendedores esclavos y libres… Nuestro pasado está forjado de historia, año a año, siglo a siglo y así hasta hoy.
Quizá nosotros, desde nuestra euforia contemporánea podemos creer que somos el culmen de la humanidad porque gozamos de unos bienes materiales y de unos adelantos científicos que nos divinizan un poco pensando que somos lo que somos porque trabajamos muchos… Craso y soberbio error. Muchos podemos pensar que por nuestras las ideas y nuestra filosofía hemos llegado a desarrollar la verdadera libertad del ser humano. Otro error, por cierto más soberbio aún que el anterior. Pero el colmo de la fabulación imaginaria del hombre nuevo de Nietzsche es que se ha hecho justicia máxima entre los hombres.
Pero vamos por partes respecto a la divinización científica, la libertad y la justicia. Los avances científicos no son más que la consecución del trabajo evolutivo de generaciones a base de fallo acierto, que hoy somos capaces de sacarle brillo gracias a nuevas tecnologías que son más de lo mismo. Posiblemente, cuando William Thomas Morton, en 1846 se descubrió el poder de la anestesia, seguramente pensaron lo mismo que ahora pensamos de la curación de otras enfermedades incurables hace apenas unas décadas; lo mismo con las tecnologías, si nos fijamos en el pode desarrollador por internet… Pero qué hay de los coetáneos de Alexander Graham Bell cuando inventó el teléfono.
Sobre la libertad, soy muy escéptico, ya lo saben, porque si bien ahora podemos hacer muchas cosas diferentes, no valoro la verdadera libertad en la capacidad de hacer, sino de pensar. Hemos cambiado la libertad de movimientos por la libertad de conciencia. Con una ideología global relativista y que lejos de dar libertad de pensamiento, estamos todos sujetos a lo políticamente correcto ya sea en lo estrictamente social como en lo político.
Y por último la justicia. Nunca, en ningún otro siglo de la humanidad se ha dividido tanto a la humanidad entre pobres y ricos, sanos y enfermos, creyentes y no creyentes. Solo en el siglo XX han muerto en guerras más que en odas las pasadas. Sol en el siglo XX ha habido más mártires en la Iglesia que en toda la historia de esta institución. Y en el siglo XX, y en lo que vamos ya de siglo XXI, no se han sacrificado más niños nonatos que en toda la historia… ¿es esto justicia? No sé, me temo que tenemos que mirar más a siglos pasados, con menos adelantos, menos libertad pero con más justicia, porque una sociedad injusta, no puede ser libre.
Desgraciadamente miramos poco hacia nuestros antepasados. Miramos poco y mal, porque además retorcemos los hechos para justificar nuestros actos de hoy… Ya veremos mañana qué es de nosotros.
Hoy vamos a tratar la historia como una gran lupa para entender el hoy, para adivinar por qué las cosas son como son y por qué parece que algunas no tienen solución a pesar de tanta tecnología, tanta libertad y tanta justicia. La Guerra Civil de España, o l gran nación que fue hace siglo dueña y señora de mares y tierra y analizaremos también los grandes desastres del siglo XX, que heridas nos han dejado a sus hijos más inmediatos que somos nosotros mismos. Hechos buenos y a los contemporáneos de nuestra historia o de la historia de Europa, esa que ahora pretende ser la madre de todos…
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