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He leído Max Perkins. El editor de libros, escrito por A. Scott Berg, ganador del National Book Award Americano y me ha gustado, he disfrutado y he aprendido como lector, escritor y editor. Toca todos los palos y sobre todo deja entrever una filosofía de vida de la que me considero un nostálgico.

max perkinsLa novela… O la biografía… O la novela de biografías dentro de una biografía, es difícil de catalogar dentro del casillero literario porque realmente es como si alguien te contara qué dijo quién, con el atractivo de que casi todos los testimonios son epistolares ya que la trama está apoyada en el carteo que Maxwell Perkins tenía con sus autores y amigos.

A finales de 2016 se estrenó El editor de libros de cuya -breve pero suficiente- crítica  se hizo eco Hispanidad, como no podía ser de otra forma. Pero la película es una muy breve adaptación del contenido total de la obra escrita, porque apenas se limita a la intensa relación que Max Perkins tuvo con uno de sus autores descubiertos, el impulsivo genio que fue Thomas Wolf, que de hecho no aparece en la novela hasta casi el final del primer  tercio. La película, a la que asistí a la premier, me pareció deliciosa y muy bien ambientada, los actores muy bien ajustados a los personajes y un ritmo magnífico que sabe buscar el equilibrio entre el reposo necesario de la creación y edición literaria y la trepidante vida de Wolf que no era poca cosa. Pero lo mejor es verla.

Volviendo a la novela, me ha llamado mucho su estilo de exposición, que como he dicho antes es muy epistolar, se centra mucho en lo que unos y otros se dicen de ellos mismos entre todos los que participan de la trama. Max Perkins se cruza a lo largo de la historia con muchos personajes, autores hallados por él mismo como fueron F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, además del ya citado Thomas Wolf. Hay algún otro pero los considero muy secundarios, no tanto por su carrera literaria, más bien por el peso en la trama. También aparecen mujeres, alguna autora como Marjorie K. Rawlings… Pero sobre todo era el epicentro, y muy a su pesar, de las mujeres de sus autores, como Zelda Sayre, la mujer de Fitzgerald, o Aline Bernstein con su agitada relación con Wolf. También a su propia mujer, Louise Saunders, con sus cinco hijas; y su más íntima amiga con la que tuvo confidencias muy estrechas de tipo profesional, Elizabeth Lemmon.

La lectura de Max Perkins. El editor de libros (Rialp) es reposada, si quieres lenta, porque la manera de desarrollarla es “a la inglesa”, es decir, casi no hay diálogos guionados si no que son incluidos en el párrafo y con entrecomillados y acotaciones de contexto y descripciones narrativas, muy pocas por cierto. Son párrafos largos deliciosamente escritos que procura una lectura relajante y ayuda a descansar. No puedo dejar de lado al arduo trabajo, casi desconocido -como  casi siempre lo es- del traductor, David Cerdá. Un trabajo magistral que teniendo en cuenta el grueso del texto (580 páginas de cuerpo de letra tirando a pequeña) ha tenido que ser un trabajo largo y en ocasiones tedioso, porque trasladar al lector la idea original de las cartas que se transcriben sin romper con la idea y ajustándose al contexto no es nada fácil.

Una novela biográfica muy recomendable para escritores y editores, que se convertirá en una fuente constante de ideas de cómo hacer bien el trabajo y sobre todo a reconocer que la tarea de publicar obras escritas no son baladí si lo que se quiere es que lleguen al público y el público se quede con ellas, aunque soy consciente de que en el Arca de Noé de la literatura quedan muchas joyas por descubrir y otras que jamás se descubrirán.

Recientemente en un programa de SomosLibro (dedicado a entrevistas y recomendaciones de cara a la Feria del Libro de Madrid), mi amigo y colaborador Marcos López Herrador me sorprendió con una reseña sobre mi novela El perro de Ben que me pareció muy buena por su claridad y sencillez. Quiero reproducirla en mi blog a modo de agradecimiento.

marcos y yo en somoslibro

Humberto Pérez-Tome alcanza en esta novela una madurez narrativa que le permite moverse por el intrincado laberinto interior de sus personajes, y la complejidad de las relaciones humanas con la pericia y solvencia del escritor que sabe ser a la vez profundo y ameno, trascendente y coloquial, desarrollando una prosa accesible, para despertar el interés del lector que se sumerge en un mundo creativo construido con fluidez y buena pluma.

También mi amigo Víctor Alvarado en su programa Cine y Libertad me entrevistó a raíz del lanzamiento de esta misma novela y, tengo que reconocerlo, disfruté de ese rato y me apetece mucho compartirlo con vosotros.

[Haz clic en la imagen y escucha la entrevista]RadioMeyerrss21[1]

 

Invitación RADIO YA el perro de benAcaban de convocar la presentación oficial de la novela. Se realizará en la sede de Radio Ya y se retransmitirá en directo que podrás oír en este enlace que te proporciono.

Además, en el canal de vídeo de Criteria Club de Lectores han lanzado un breve acercamiento a lo que es El perro de Ben, donde explico de forma sencilla qué es y qué quiero trasladar con esta historia. Ya en la entrada que realicé hace unas semanas, tiutlada El perro de Ben, expliqué en profundidad lo que es esta novela. Traté sobre el sentido de la obra, los personajes, la conclusión y el futuro, en sí mismo de la trilogía. También marqué las diferencias más importantes con Tom, el Fuerte. Es un artículo más largo e intenso.

Sin embargo, ahora en soporte vídeo, en un corto espacio de tiempo de (1,57 minutos) digo de forma sencilla qué es. Os dejo con el vídeo:

También hace un año el digital El Distrito en su sección TV me hizo una entrevista más larga sobre Tom, el Fuerte que también os dejo para que si queréis conocer más de mi obra y mis personajes, podáis hacerlo fácilmente.

Que los tiempos están cambiando, no es una novedad… Que lo está haciendo para todos, tampoco es otra novedad… Y que el periodismo sufre una fortísima transformación en la forma de transmitir la información, no tiene vuelta de hoja.

forjando a la sociedad

Y debiéramos preguntarnos si es bueno o malo. Hoy la información es en tiempo real pero el periodismo de medios ha sido trucado por las redes sociales. Cualquiera, desde cualquier lugar del mundo, con su smartphone hace una foto y lanza un titular de 140 caracteres: “Se quema el bosque. Los vecinos lo pierden todo. La policía local no da a basto con el desastre. Dos niños desaparecidos y cunde el pánico.” Ya está, el lugareño se ha cargado el trabajo del periodista que se firmaría hace 15 años el titular. Sin duda mejor escrito, mejor estructurado, con más datos. ¿Pero y qué? La noticia se ha quemado, nunca mejor dicho.

Los medios de comunicación migran del papel a lo digital, y las noticias y los titulares siempre llegan tarde porque las redes sociales ya lo han contado, comentado y enfrentado (que no confrontado). Es otro ramalazo del individualismo domesticado desde las grandes corporaciones como Facebook, Twitter, WhatsApp, etc. Esta metamorfosis, empujada desde la sufrida penuria de la dominación y el poder global ha creado dos categorías de periodistas en las que se hacinan hombres y mujeres, valiosos o no. En una de ellas -la mayoritaria- luchan por hacerse un hueco y no ser una mera pieza más en el engranaje de la noticia que le dicen que dé y de qué forma. La otra, la de los gurús, la de los intocables, los que ya no dan noticias pero las opinan.

Los gurús se convierten en comentaristas de la conciencia de la actualidad, nos guían y se empeñan en decirnos qué está bien y qué no; nos avisan de lo que pasará y dirán a políticos y financieros lo que deben hacer. Son los sacerdotes que a diario ofician el sacro santo ministerio de dirigir la opinión social. Acumular escándalos ante las novedades relativamente noticiables para que hagan que las redes sociales ardan y crezca el espectáculo del día a día de una sociedad progresista e individualista que cree en sus propias religiones políticamente correctas, puritanas y relativistas.

Pero sobre estos dos grupos reconocibles existe un mundo transparente para nosotros e inexistente para muchos, pero que afecta a todos: los magnates de los medios de comunicación. Los que deciden lo que los gurús deben decir en las tertulias y lo que la clase de tropa debe escribir en sus secciones. Los que fabrican la fama de algunos y los que deciden a quién hay que hundir. Son los que se esconden tras sus medios de comunicación y manipulan la realidad porque ellos tienen unos intereses que no coinciden con los de la sociedad real.

En todo caso, lo que sí conviene es que a la sociedad no le embarguen la información por los medios y que sigan siendo los periodistas los que realmente enarbolen la libertad de la información. Pero me temo que eso ya no sucederá, en un mundo donde la información maneja los hilos del poder. Solo quedan pequeños medios digitales dispuestos a la guerrilla de guerrillas o desde las trincheras.

[Publicado por primea vez en Hispanidad.com, incluye 3 libros recomendados sobre este mismo tema]

Con El perro de Ben, segunda entrega de la trilogía Todos lo hicieron mal, presento una nueva etapa en la vida de Jill, la protagonista con la que, junto a mis lectores, andamos un camino en la vida que podría ser la de cualquiera, salvando ciertas distancias personales.

BLOG el perro de ben

Con Tom, el Fuerte (183 páginas)-reeditado en Un libro en el bolsillo- inicié un camino de la mano de un personaje al que poco a poco vas queriendo como a un hijo, yo aún diría más, como a ti mismo. Jill es una criatura que me pertenece, que de alguna forma vive mi vida y a través de ella expongo de manera subconsciente mis filias y mis fobias. Jill es una adolescente en su ciudad, se convierte en una joven con ganas de rehacer su vida. Ahora, en El perro de Ben (331 páginas), dará un brusco salto de la dura vida de adolescente, ingenua y orgullosa a la vez, a la juventud donde pretende rehacer su vida cambiando de escenario, personas y, por lo tanto, descubrirá nuevas circunstancias. Jill quiere un cambio radical que le devuelva los años perdidos.

A raíz de los comentarios que Tom, el Fuerte suscitó en algunos lectores, por escrito y de palabra, decidí prolongar la vida de Jill y escribir una trilogía que contara la vida de una mujer en sus tres principales etapas: adolescencia, juventud y madurez. El perro de Ben es la segunda entrega, la de la juventud, la de abrir puertas a la vida y poner las primeras piedras a la vida que terminarán constituyendo el futuro, la madurez.

Sentido de la obra

El perro de Ben, también publicado en Un Libro en el bolsillo, y que en su momento ya lo dije, y ahora lo repito, no pretende ser un estudio psicológico ni sociológico de la mujer. Solo son tres historias diferentes en las que la protagonista es una misma mujer en diferentes edades de la vida. Por lo tanto no es modelo de nadie, ni pretendo reflejar en ella ningún matiz de la sociedad. Sí quiero, por el contrario, situar al lector ante las grandes pasiones del ser humano: el amor, el odio, las decisiones y sus consecuencias, la buena voluntad y las intenciones torcidas de las que a lo largo de la vida somos receptores o emisores de ellas.

Jill se encontrará con un escenario totalmente diferente, de su ciudad populosa, industrial y cosmopolita, a un mundo salvaje y rural, rodeada de bosques, aire puro, montañas, valles y ríos trucheros -donde descargo mi afición a la pesca a mosca-. Pero también aparecen nuevos personajes y nuevos frentes a los que tendrá que hacer frente. En ellos descubrirá el amor, el interés, el odio y también la difamación. Personajes llenos de vida y tan reales como cualquiera de nosotros, porque todas esas derivadas también se encuentran en nuestro corazón y en el corazón de quienes nos rodean.

A pesar de todo, Jill madurará en la faceta más importante de la persona: el amor. Descubrirá sí o sí que el amor en la mayoría de las ocasiones es un acto de voluntad de querer seguir queriendo. Y en contraposición también descubrirá que el odio es la negación al contrario, casi siempre por intereses personales. No es una novela de moral desde el punto de vista dogmática, sí lo es desde la realidad de que los actos humanos son siempre morales y que por lo tanto tienen consecuencias en uno mismo y en los demás que presento como contravalores.

Como siempre en mis novelas no hay malos malísimos ni buenos buenísimos. Hay personas que actúan según sus criterios personales, casi siempre fundamentados en cómo vivieron ellos su infancia, pero sobre todo por el libre albedrío. No juzgo a nadie, porque considero que todos tenemos derecho, no a una segunda oportunidad, si no a setenta veces siete de oportunidades.

Personajes

A lo largo de la novela nos toparemos con tres hermanos. A pesar de ser de la misma familia, sus reacciones en la vida ante un mismo hecho son muy diferentes. Hay una escena en la que los tres participan de una jornada de río y pesca a mosca. Un ensayo sobre cómo cada uno valoran a las personas, la búsqueda de objetivos y como asumen las consecuencias. Sin duda esta parte de la novela define con claridad a cada uno de ellos y el lector necesitará poco más a lo largo de la historia para saber con quién se enfrenta cada vez que aparece uno de ellos en la escena.

También vemos a dos personas adultas, dos hombres, uno de ellos es un poderoso terrateniente,  otro un pequeño luchador que sobrevive con una gasolinera y un bar como subsistencia de vida. Con ellos reflejo el poder y el sometimiento, también de manera muy clara, en el que el poder no siempre las tiene consigo, aunque casi siempre se salga con la suya. Pero los pequeños del mundo, que somos el 95% de la población, podemos sortear con astucia y tesón las ataduras que pueden imponernos desde arriba, ya sea desde el poder político, social o laboral. ¡Ánimo!

Frente a los hombres, expongo a las mujeres, entre las que integro a la misma Jill ya que considero que la relación de hombres y mujeres son complementarias y por lo tanto hacen círculos de comunidad con sus propias reglas de actuación y reconocimiento mutuo. Está claro que las tramas de actuación entre ellos y entre ellas, son completamente diferentes porque se mueven en esferas mentales distintas: el hombre es más racional y espacial; la mujer más sentimental e intuitiva. Por supuesto, no considero ni mejores ni peores a unos ni a otros, sencillamente son las herramientas con las que todos somos capaces de defendernos o atacar, entre ellos o contra los otros.

Y por fin el perro, el perro de Ben... Un simpático personaje secundario que se convertirá en la correa de transmisión entre unos y otros, especialmente entre Ben y Jill.

Conclusión

El perro de Ben es una novela que se ciñe a la etapa de juventud, es decir, a una etapa intermedia que nos lleva del puro sentimentalismo adolescente a la reflexión racional. Un momento de la vida que planifica nuestro futuro y que por lo tanto nos lleva a tomar decisiones que verdaderamente nos van a afectar en los años venideros. Jill llega Rock Village, pueblecito norteño con la idea de abrirse camino, quizá aborreciendo su pasado, su ciudad natal, incluso sus raíces. Y como todos, llegará a expresar que casi siempre vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer... Pero no tanto por lo que hemos conocido, si no por lo que somos.

Futuro

azul pero azul oscuro PORTADA33¿Qué pasa en el futuro de Jill? En ese espacio de tiempo se centra Azul, pero azul oscuro, la tercera entrega de la trilogía. Una Jill madura pero aún hermosa, con la vida asentada, sin que le falte de nada y sin que nada le sobre, como la mayoría de nosotros. No, no os preocupéis, porque esta tercera entrega seguirá siendo como la vida misma: llena de sorpresas, sobre todo las no planificadas. En septiembre llega Azul, pero azul oscuro, y tengo el placer de adelantaros la portada.

Preocuparse por las raíces no le puede ocurrir más que a alguien que las ha perdido, porque un árbol bien plantado, con raíces profundas, no se interesa por sus raíces, sino por sus frutos que ofrece al sol. Esto lo dice Fabrice Hadjadj en su último libro Puesto que todo está en vías de destrucción, al que todavía volveré a citar alguna vez más.

modernismoEl modernismo que exhiben los llamados progresistas -con todas las prevenciones que me suscitan todos los sustantivos que procuran las terminaciones en “ismos”-, es un comecome que al tiempo que nace muere sin dilación, porque el empeño en ser moderno es una exigencia que algunos quieren para su vida y que requiere vivir un presente en continuo, como si el pasado no existiera y despreciaran el futuro. Ser moderno es tener actualizado el yo en cada segundo, de forma que quien no lo consigue -que es nadie- se convierte en antiguo un minuto después.

Y eso es lo que le pasa a todos aquellos que pretenden innovar en vez de renovar, que está más en la naturaleza del ser humano. La innovación es algo que sucede en la parte artificial del hombre, algo que incluso puede ser accesorio, una verdadera opción de vida (y no otras que nos quieren vender). Sin embargo, la renovación pertenece al espíritu de la intimidad, donde el ser humano decide sobre su estado y hacia dónde quiere ir, independientemente de la profesión, las nuevas tecnologías e incluso las circunstancias, porque la renovación es libertad con uno mismo.

La modernidad, o ser moderno, es cuestionar sobre todo la existencia pasada, pero sin plantearse el futuro. Así todo lo justificamos con el presente, que si no nos gusta, en seguida ya es pasado. Una acción muy a mano cuando hablamos de relativismo puro y duro, o lo que es lo mismo: modernismo puro y duro. En la misma obra de Fabrice ya citada, dice muy acertadamente: El problema de la modernidad no es tanto rechazar el Evangelio como ver evangelios por todas partes. Claro, y así todo vale que al final nada termina valiendo, un cubo de grasa saturada donde se encuentran cómodos, lejos de cualquier compromiso que les ciñan las ideas por las que vivir y con las que vivir.

Dice Nicolás Gómez Dávila en uno de sus escolios: La atomización de la sociedad deriva de la organización moderna del trabajo: donde nadie sabe concretamente para quién trabaja, ni quién concretamente trabaja para él; y tenemos que darle la razón, porque los modernistas que excluyen el capitalismo como forma de vida, aspiran a un mundo neoliberal que excluye al hombre de la sociedad. Así es lo modernista, una contradicción en sí misma, y los liberales conservadores son su acicate, que llaman con desprecio reaccionarios, y claro, con paparruchadas como estas no nos queda otra que serlo. En esta misma línea, otra vez Fabrice, acierta de pleno: …la eficacia y el progreso son criterios esenciales para una modernidad que, por medio de ellos, puede juzgarse objetivamente mejor que todo lo que la ha precedido. Y a costa del ser humano y su negación en pro de la tecnología, la economía y la eficacia. ¡Todo lo que no está en estos parámetros, no existe, o dejará de hacerlo!

He leído esta novela inédita de Pearl S. Buck, editada por sus hijos después de una intensa lucha por los derechos literarios de su madre y la casualidad de haber encontrado el manuscrito en un lugar recóndito e inesperado.

el-eterno-asombroLa maravillosa pluma de Pearls una vez más se deja descubrir tras una historia que dice mucho de ella, porque en sus novelas, Pearl, es transparente y entre sus personajes y los hechos de la trama deja siempre restos de su vida o de personas que influyeron en ella de manera decisiva.

En esta ocasión el protagonista es un niño prodigio y la trama lo conforman el triangulo familiar de padre, madre e hijo.  La novela, que discurre del tirón, sin capítulos, y que recorre la vida del protagonista, Rann (el hijo), desde antes de su nacimiento hasta alcanzar el éxito de la vida.  Se lee fácilmente y envuelve al lector de manera sutil, intrigante pero sin suspense. Se ve que es una novela coral del concepto de la vida según la autora la concibe y posiblemente la vive al final de sus años, que los pasa viuda, rodeada de hijos adoptados y biológicos, pero arruinada a pesar de su éxito literario. Unos años convulsos para ella por los consejos posiblemente interesados de los editores, algunos familiares y amigos que la llevaron  tomar algunas decisiones quizá erróneas, pero eso no viene a cuento ahora.

Debo avisar que esta novela, si no fuese quién es la autora y no estuviera escrita cuando se escribió, hoy sería tachada de reaccionaria y silenciada por el establishment global y dominante del ojo igualitario del Gran Hermano, que pretende imponer un mundo distinto al conocido hasta ayer. Y digo esto porque Pearl hace unos enfoques de la vida, del matrimonio y la identidad sexual que hoy a muchos les llevará a los diablos, pero que justificaría con una bonachona y sonriente mueca de "Pobre Pearl, no sabía nada de esto".

Para empezar la figura del padre es 100% heteropatriarcal, ¡para qué queremos más hoy en día! Profesor de uiversidad, dirige la mentalidad del hijo y le dice a su esposa lo que debe hacer. La mujer, una madre abnegada trabajadora del hogar (o sea, perdiendo el tiempo según las feministas), sumisa al marido hasta más allá de la muerte y dependiente del afecto del hijo; y  Rann, el hijo, "macho", listo, exitoso y dominando en el amor, bueno claro y acogiendo a su pobre madre que no sabe qué hacer sin él. ¿No me digas que según los orientadores sociales de hoy no es aborrecible?

Otro ejemplo es la explicación que la madre da a hijo sobre los homosexuales... Dice Sue, la madre, a Rann, después de que un profesor tratara de abusar de él... Bueno, lo mejor es que lo leas y saques tus propias conclusiones:pagina-de-el-eterno-asombro

Volviendo a la parte literaria, me parece que es una autora que en sus novelas transmite paz, a pesar de que lo que cuenta en ocasiones es violento. Pero es que tiene una forma tan amable de escribir que el balance final del lector es siempre de una agradable rato de lectura. Cuando escribí sobre La buena tierra ya lo dije y también declaré mi amor por esta autora.

Tiene una mágica forma de definir a los personajes. Cada uno en su papel no traicionan en su personalidad. Son lo que son y los lectores no se ven sorprendidos por problemas de esquizofrenias, a no ser que debieran serlo, que entonces serían fieles a  su papel. No defraudan ni en su forma de hablar ni en sus reacciones. No son personajes que entran en tu vida como un autoinvitado que coge las cervezas de tu nevera y pone los pies en la mesa del salón y te pregunta "¿Qué tal todo"?

Además de los personajes, también es una magnifica narradora. Con un lenguaje sencillo crea escenarios maravillosos que incluso para los que desconocemos los cuadros se terminan convirtiendo en espacios familiares. Al final de cada capítulo, cada novela, es fácil volver a aquel lugar y seguir el hilo de su historia porque tú estuviste allí, eras un personaje más, quizá solo un mirón casual, pero te has terminado convirtiendo en uno más aunque no cuentes ni un pimiento en la historia.

Y por último, la creación de historias, que tiene la originalidad de contar lo cotidiano. Creo que por eso engancha. Todo  se hace cercano y los lectores nos hacemos hueco enseguida en la fila cero porque de una manera u otra cuenta cosas que vivimos aunque no las conozcamos. Es desde luego la antípoda de la narrativa de los gurús actuales, que a veces son demasiado rebuscados en las historias para destacar y ser a la fuerza originales. Es precisamente esa escritura forzada, apalancada a base de firma, sello editorial y marketing la que hace que al final sean historias que funcionan en diente de sierra, de picos elevados en ventas y caídas vertiginosas en el olvido, porque no dejan poso, y creo que una novela que no deja algún recuerdo en el lector (de la historia o de las sensaciones que produjo al leerla), es una novela perdida. De esas hay muchas.

La lectura de novelas tiene como objetivo salir de uno mismo y entrar en el mundo imaginario de lo ajeno (el autor) y viajar con él a lugares nunca soñados.

Hay novelas de cine y cine de novelas. Novelas para leer y no contar. Novelas que las cuentas mientras las lees. Y novelas que te llegan al corazón y no quieres que salgan de allí... De estas es de las que quiero hablar, de las que se quedan a vivir para siempre con nosotros. ¡Ahora!, es de buen amigo avisar que estas novelas, esas que te llegan al corazón, no son solo las románticas ni las sensibleras... Es más, casi que no son esas. Cualquiera que te mueva por dentro, que te interpele, que hace que te preguntes por lo que nunca habías hecho, esas son las novelas que te llegan al corazón y se queda para siempre.

obra-suspendida-evelyn-waughObra suspendida (Treviana) Evelyn Waugh. Este autor comenzó a escribirla, y estaba tan ilusionado con ella que siempre dijo que era lo mejor que había escrito en toda su vida... Luego se cansó y la dejó a medias. Ahora se explica el título de esta "obra suspendida"... Pero no fue tiempo perdido. Seguramente, sin él saberlo, se trataba de la semilla que terminó de germinar la más famosa de sus obras: Retorno a Brideshead que ha dado la vuelta al mundo y que además terminó convirtiéndose en una de las series televisivas más vistas en el mundo entero. Volviendo a Obra suspendida, está publicada en un curioso formato que la hace si cabe más excelsa, porque la encontrará en el reconocido formato Moleskine y tratado como librito de viaje, de esos que no ocupan lugar en la maleta y hace las delicias de quién la lee y a los que miran lo que lee. Esta pequeña joyita de la extinta editorial Treviana, hizo una breve colección en ese mismo formato que solo podrá encontrarlo en Criteria CLub de Lectores y que recomiendo vivamente que al menos sepan de su existencias. Bueno, y ya que pasaba por aquí, de este mismo autor también recomiendo Merienda de Negros (Anagrama) otra joya que no debemos dejar pasar como si del viento se tratara.

lo-que-vi-en-americaLo que vi en América (Renacimiento) G. K.Chesterton. Sí, es verdad, no es una novela propiamente dicha, pero que sin embargo es un libro de viajes muy al modo de Chesterton, lleno de pincelada locas y observaciones istriónicas amasadas con la profundidad del pensamiento único de este gran (grande en todos los sentidos) autor. Es un libro que hay que asumir como una historia irrepetible, que nos dejará un poso agridulce, máxime cuando lo que cuenta es de las América de los años 20 y nos obliga a comparar con nuestro tan maltratado siglo. Pero quedarse con Chesterton con una sola de sus obras es faltar a la justicia y al sentido común, y dar un repaso a otros de sus títulos es siempre un bocanada de aire fresco para el espíritu.

el-caballo-rojo-eugenio-cortiEl caballo rojo (Ciudadela) Eugenio Corti. Una novela intensa y larga que propone al lector enfrentarse a lo extremos de la existencia: la vida y la muerte. Un salto de la Primera Guerra Mundial a la Segunda, donde los variados y sufrientes personajes aparecen y desaparecen ante los admirados ojos del lector como si se evaporasen de las hojas que una tras otra van pasando hasta sus más de 1.000 páginas que componen la novela. Una dura recomendación que no pasará de moda y que el lector que ya la leyó ha debido quedar mordido por la historia de la que no puede desprenderse como si fuera un enfurecido perro de presa. Sin lugar a duda, una obra que no puede ser despreciada ni dejada en el dique seco de la estantería. Posiblemente sea la novela de sus próximos diez años, y usted todavía no lo sabe.

cubierta-danza-de-los-salmonesLa danza de los salmones (Sekotia) Mercedes Salisachs. Si algún acierto ha tenido esta pequeña editorial ha sido la de sacar brillo a esta magnífica fábula. La danza de los salmones es una de esas historias que nos coloca a cada uno de nosotros ante la vida, ante el compromiso al que estamos destinados y ante lo que sucede cuando huimos hacia otro lado por no enfrentarnos a nosotros mismos. Su autora, Mercedes Salisachs, fue premio Planeta en 1975 y ganadora de otros cuantos galardones, lo que asegura la calidad literaria de esta breve novela cargada de humanidad (en forma de salmón) y humanismo.Sin escusas: barata, corta y asequible intelectualmente desde los 15 años de edad.

los-hijos-del-fuhrer-francisco-javier-aspasLos hijos del Führer (Libros Libres) Francisco Javier Aspas. Esta novela documental trae hasta el lector uno de los hechos menos reseñados de lo que el nazismo inculcó y promulgó en las generaciones más jóvenes de la Alemania de Hitler. Una imposición ideológica que contaba con todas las herramientas a disposición del Estado: la legislación, la educativa y la propaganda. Los hijos del Führer eran los niños y adolescentes entregados a su dios único, el mismo Füfrer, que dirigía sus vidas por encima de los padres y las creencias. Una trama muy bien llevada, que perfila a los personajes tan bien como a las escenas, trágicamente reales como la historia misma. Y si hay algo que me gustaría reseñar, haciendo en un paralelismo electrizante con lo que se vive hoy en la sociedad posmoderna que nos toca vivir con los dictadores de la Ideología de Género, es el uso de las mismas técnicas de imposición que la maquinaria nazi utilizó para su imposición; y a riesgo de ser conspiracionista, les recuerdo que los nazis también llegaron al poder democráticamente.

El poder político es un raro entramado de deseos compartidos por dos partes: los que ejercen el poder (los que mandan) y los que ceden ese poder (los ciudadanos). No obstante el misterio de mandar y obedecer es oscuro y nadie puede dar una respuesta que satisfaga a nadie de por qué unos se dejan mandar y otros están encantados de hacerlo.

Ahora hay otros que poco a poco se suman en la medida de que les afecta directa o indirectamente como por ejemplo por la educación escolar, las leyes impositivas o la apisonadora presión social del relativismo.

Algo pasa, que muy pocos somos los que nos hemos convertido en megáfonos, parecemos voces en el desierto de lo que sucede con la Ideología de Género y de cómo nuestros hijos son subyugados por el pensamiento dominante de lo políticamente correcto.

nuevo-poderRecientemente, un artículo en Hispanidad.com, Ideología de género es feminismo y homosexualismo se ha hecho eco de lo que pasa y yo mismo en la sección de El Libro de la Semana de este mismo digital, he tocado el tema (I) y recomendado títulos (I) y (II) que son necesario leer para comprender qué sucede en nuestra sociedad y para saber cómo actuar en contra de ella y en defensa de nuestra libertad y la naturaleza de las cosas.

Pero hay buenas noticias también. Por fin me he llevado una gran alegría al conocer un movimiento italiano llamado Centinelas en Pie que tratan de combatir este avance que degenera al ser humano y somete a la sociedad en un emponzoñamiento de algo que se vende como libertad pero que realmente es un calabozo cuyos barrotes son las pasiones. ¿Por qué esto? ¿Qué ganan los dirigentes a cambio? Ganan mucho, sobre todo no combatir contra individuos, sino contra masas acríticas que responden ciegamente al pan y circo de toda la vida, una sociedad adoctrinada en el confort de la Sociedad del Bienestar a cambio de su razón (su voz, su opinión…) y sus posibles preguntas incómodas. Con sus medios de comunicación, han logrado el vacío de conciencia a cambio de tener pan sobre la mesa.

Con rígidas legislaciones, una voluntad inexistente a cambio de hacer lo que quieran con su cuerpo pero pagando al físico sus necesidades, cada día más envolventes, más caras, más deseables, porque… “¡tú tienes derecho!”, haciéndoles creer que todo es gratis. Y con el mangoneo de la Ley de la Educación, ninguneando a los progenitores (como a ellos les gusta llamar a los padres y madres de familia) van perfilando cabecitas desde muy niños. “Dadles lo que quieran y que paguen por su futuro -dicen los ideólogos de esta dictadura- Y el día que se revuelvan, recordémosles lo que cuesta vivir sin trabajo, sin dinero, sin ocio, sin sanidad…”. (Posiblemente, la crisis global y financiera de los 10 últimos años tiene mucho que ver con todo esto).

Alguien debería copiar, o exportar, la idea de Centinelas en Pie (ver el vídeo). Un movimiento pacífico, intelectual y contumaz. Un movimiento en que los españoles deberíamos dar la cara lo antes posible. Sí, lo digo con urgencia, porque ya saben ustedes que en septiembre nos estrenamos con una nueva genialidad de nuestra política progre de derechas Cristina Cifuentes, que es dar clases sí o sí -es decir, obligatorio- a nuestros hijos en los colegios sobre “igualdad de género”. Estoy seguro que tendría legión de seguidores…

la-ideologia-de-genero-jorge-scalaEsta vez solo recomendaré un título que define bien el contenido de este artículo porque recoge con claridad el espíritu de este: La ideología de género o el género como herramienta de poder, de Jorge Scala. La ideología de género es la palanca que atrapa al individuo sin conciencia pero con ganas de vivir sin fin (y sin freno); amoral pero con necesidades vitales que debe cubrir; que acalla la muerte pero que sabe que es inevitable; que adora a la familia pero aborta; que busca la verdad pero aplaude el homosexualismo; que quiere la libertad pero le coaccionan con legalismos asfixiantes; que ama la igualdad y cada vez hay más diferencia entre norte y sur; que desea lo auténtico y aplaude el travestismo. En fin, una sociedad globalizada y esquizofrénica que ansía todo y cada vez es menos dueña de sí misma. Eso es la ideología de género, esa es la ingeniería social, ese el Nuevo Orden Mundial que ya vive entre nosotros, por lo que tenemos la obligada responsabilidad de formarnos para defendernos, para no dejarnos presionar y tampoco a lo que genuinamente es nuestro: los hijos. Y no lo olviden, la ONU trabaja incansablemente con algunas de sus marcas propias con la imposición y el chantaje para expandirlo como una peste asesina y silenciosa.

Las editoriales se enfrentan a otro asalto de mercado. Después de cada verano llega la campaña de navidad, momento importante de presentación de novedades y, en otros tiempos, momento en que las editoriales recogían con creces los beneficios de casi todo el año. Cada editorial propone sus lanzamientos de títulos y/o de autores. Cada sello trata de enfocar el tiro lo más finamente posible porque la cosa no está para fallar ni para hacer experimentos.

repunte sector editorialSin embargo, todos los editores trabajan más llevados por la esperanza de que alguno de sus títulos se convierta en la fumata blanca que les salve las cuentas de resultados, que con el estudio puntilloso que asegure el éxito empresarial.

Pero dicho así, hablando solo de los editores, parece que sólo depende de ellos el éxito de su esfuerzo, y no es así. En otras ocasiones he hablado ya de lo que estructura al sector editorial (autor, editor, distribuidor, puntos de venta y lector) y qué le afecta como un mal corrosivo que le mata lentamente, aunque alguna estadística diga que en el año 2015 ha tenido un repunte del 2,8%, eso sí, de una progresiva caída desde el año 2007 del 30%. Triste consuelo que no da aire a nadie y que espero que los gremios y asociaciones no den por bueno este dato, ni siquiera como tendencia.

Las editoriales tienen un complemento para que su esfuerzo tenga éxito. No, no es el lector. El lector es señor de leer o no leer, de elegir su lectura y cuándo lee. Pero el lector no hará nada de lo que quiera hacer si las librerías y distribuidores no hacen su trabajo. Y me explico. Pero primero recordaré que uno de los grandes problemas que propicia esta caída sin retorno del sector es el sistema de trabajar en depósito y la contrafacturación por devoluciones de ejemplares no vendidos, que deja en solitario al editor y los autores en el riesgo empresarial.

Bien, dicho esto diré que el distribuidor es, o debiera ser (que casi ya no lo es), el departamento comercial de la editorial; externo, sí, pero departamento. De igual forma hay muchas PYME que contratan de forma externa sus asesores contables y financieros, las editoriales recurren a los distribuidores para que comercialicen sus productos. Pero casi (digo casi por por el beneficio de la duda) no lo hace ninguna.

Se limitan a enviar como tsunamis las novedades a las librerías provocando en muchas ocasiones un bloqueo de gestión al librero, procurando que no haga caso a nada por desconocimiento de lo que le llega y convirtiendo un título recién publicado en algo viejo y devuelto sin darle oportunidad a que los clientes lleguen siquiera a hojearlo, u ojearlo.

Si las distribuidoras no retoman su trabajo original y abandonan su labor de mero logista, si no hacen una prospección del mercado que ajuste el tipo de libro al tipo de librería, si no busca en el editor un “socio” donde ambos puedan valorar posibles títulos que demanda el mercado, por ejemplo, y si no está además dispuesto a arriesgar algo más en promoción, publicidad, etc., las distribuidoras desaparecerán.

Y si alguien no lo cree y me tacha de agorero, miren qué pasó con los distribuidores de alimentación y cómo los puntos de venta negocian hoy en día con los productores de toda la vida. Y un dato que refuerza la tendencia que señalo: ahora España tiene más o menos unas 175 distribuidoras de todos los tamaños, en 2007 eran casi 400.

También las librerías tendrán que reubicarse. No basta abrir una tienda. No basta decir que amas los libros… Hay que cambiar, dar servicio directo a los clientes, especializarse, dar vida al libro, a todos los libros, no solo a los fáciles betseller ni dejarse “amenazar” por los grandes sellos que pretenden dominar el mercado en una especie de coto cerrado, mientras que los pequeños editores sobreviven de las migajas.

Miren ustedes, siguiendo con el ejemplo de sector de la alimentación y fíjense en los ultramarinos de barrio de los años ‘70, que había uno en cada esquina: los que no se especializaron fueron fagocitados por las grandes superficies de los ‘80. Les recuerdo a los afectados que desde 2007 hasta hoy han cerrado en España algo más de 7.000 librerías.

No soy el único que avisa de la debacle que supone para el país el hundimiento de uno de los sectores que más dinero y puestos de trabajo mueve en España y también más allá de sus fronteras. Hay voces mucho más autorizadas que yo que vienen escribiendo, avisando y señalando sobre qué pasará si los que pueden hacerlo no hacen nada.