Libros ajenos

la-bibliotecaria-de-auschwitzMe he llevado un pequeño chasco con esta novela que tanta y tanta fama le precedía como obra revelación de este pasado año. Y la verdad no la he terminado de leer porque el estilo narrativo me ha echado de ella.

La verdad es que tiene muy buena pinta, pero para mi gusto personal se queda solo en puro escaparatismo. No me gusta hablar mal por hacerlo y me gustaría exponer mis razones, porque yo, como escritor, cuando a los demás no le gusta lo que escribo, me gusta que me digan por qué.

El estilo no me gusta porque tengo la sensación de estar leyendo un acta o a una novela donde el autor no muestra cierto acercamiento a las texturas que una novela debe aportar para crear ambientes. Texturas de sutiles de detalles que circunscriben a la escena, que definen a los personajes, que provocan las sensaciones que viven los personajes y que de alguna forma deben llegar también a los lectores para vivir lo que ellos viven, y yo lo he echado en falta... No sé, es la manera de contar las cosas que suceden de manera expedita, como quien tiene prisa, y que me provoca la sensación de que quien me lo cuenta no tiene demasiado interés en que cale dentro de mí.

Otra cosa que no me gusta son los diálogos. Están faltos de naturalidad expresiva, son poco creíbles y nadie habar como lo hacen los personajes. Nade habla como escribe, y el autor parece que es lo que hace. Creo que debe esforzarse un escritor en escribir como se habla y no al revés. Precisamente la protagonista, es el ejemplo más grave. Dina, una niña de 14 años que cuando habla parece una anciana que lee de una libreta lo que tiene que decir... Le falta frescura en la expresión, palabras, frases, giros que definan al personaje en la edad que tiene. No basta con que al principio se diga que tiene 14 años, el lector tiene que "oír" a una niña e esa edad.

La trama, sostenida en el alambre de la realidad, sufre también de cierto atascamiento por tener que contar sucesos que se vivieron en esos campos de la muerte. Pero como la acción narrativa se me hace tan dura, parece que una vez más es un corta pega de un libro de historia encorsetado entre sus páginas para crear cierto morbo en el lector para que siga leyendo hasta la siguiente atrocidad nazi.

Y sobre si la historia que se cuenta es buena, no puedo decirlo, pues en la página 100 más o menos, dejé de leerla agotado de luchar contra la desidia que me producía el estilo narrativo.

Pido perdón por ser demasiado ácido en los comentarios, pero cuando llegas a un libro que compras y deseas leer con ilusión por lo que te han dicho por escrito, porque le han dado un premio y porque en Planeta suelen editar cosas buenas, la decepción es terrible y tengo que contarlo. Y por supuesto esta es mi opinión personalísima que no tiene porque coincidir con nadie más en el mundo.

Llanto por la tierra amada. Me ha enamorado esta novela. No se puede ser más amable escribiendo en un tema tan sangrante, tan rechazable, tan injusto, como la segregación del apartheid en Sudáfrica.

portada LLANTO
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Alan Paton rompió el molde de la escritura amable con esta hermosísima historia desarrollada a primeros del siglo XX, donde negros y blancos vivían envueltos en un mundo en que todo era partido en dos. La historia es una historia sin más que cómo no, trata de negros y blancos. Un clérigo negro de un poblado del interior del país viaja a Johannesburgo con el fin de localizar a su hijo que emigró para estudiar y prepararse para el futuro, y a su hermana, que también lo hizo con su marido y de la que no tiene noticias desde hace años.

Su llegada a la gran ciudad es el reencuentro con la materialización del pecado, pues nada más llegar es engañado y robado, descubre que su hijo es un pequeño delincuente y que ha dejado a una chica embarazada, y su hermana, que ha sido abandonada por su marido, se dedica a la prostitución y tiene un hijo de corta edad.

Pero este cuadro todavía no es suficiente par el viejo Kumalo, el clérigo protagonista, si no que tratando de resolver el paradero final de su hijo termina descubriendo que es el asesino de un líder blanco y defensor de la igualdad social entre blancos y negros. Pero el azar de la vida logra retorcer aun más la amargura de este pobre viejo clérigo, pues el blanco asesinado es el hijo del terrateniente en la que él es el pastor, una zona maltratada por la sequía pertinaz y el hundimiento económico y social.

Pero es una historia donde la dureza se adereza con la belleza de la escritura y las reacciones humanas muestran un ejercicio de dolor y acercamiento que muestra la capacidad humana de la buena voluntad para resolver el escozor que proporcionan los problemas, aunque estos muchos veces sean inevitables.

Si buscas una historia diferente. Si deseas leer algo con cargas de profundidad en el corazón. Si necesitas una lectura para paladear. Si hace tiempo no lees algo que te haga pensar y te reconforte... ¡Hazte con esta novela que te trasladara a un mundo mejor!

Lo ha editado recientemente la editorial Palabra en su colección "Román"

¿Quién fue Alan Paton? Escritor sudafricano. 1903-1988. Nació en Pietermaritzburg y falleció en Durban. En 1935 fue profesor y director de un reformatorio en Diepkloof. Aunque gracias al éxito internacional de Llanto por la tierra amada, pudo dedicarse en cuerpo y alma a escribir y a la política y se convirtió en un defensor a ultranza de la lucha contra la segregación racial

en la habitación de al lado CUBIERTAMadrid, el pasado 6 de junio de 2013, en la sala de conferencias del Club Zayas, tuvimos la ocasión de realizar el acto de Presentación de la novela EN LA HABITACIÓN DE AL LADO de Silvia Laforet. Nos acompañó, además de la autora y yo mismo como editor, Jesús Poveda con el que Silvia ya había acometido dos proyectos editoriales.

La autora. Silvia Laforet es madre de dos hijos, trabaja en el Ministerio de Cultura y escribe. Y escribe bien porque lo hace con la pasión que hace mover montañas. La pasión del corazón con sentido -nada que ver con el corazón “consentido”- que sufre por lo propio y por lo extraño. Escribe bien porque sabe aprovechar esos agujeros negros para muchos, que para ella se convierten en puntos de luz y un motivo suficiente para escribir.

Es Licenciada en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Puede ser precisamente ese aspecto de su formación académica por la que sepa extraer del tiempo las chispas de la vida que merecen la pena lo amasa con acierto y y trasladarlas al papel.

Ha recibido varios premios literarios como el Premio Carmen Conde y finalista del Premio Ana María Matute. También es articulista en diversos medios de comunicación. Pero quizá por lo que más la hemos conocido ha sido por los dos libros de los que es coautora con Jesús Poveda El Buen adiós y con La vida en los talones, que como sus títulos dejan entrever tienen una fuerte carga transcendente. También en solitario es autora del ensayo Amores compartidos.SONY DSC

Aparición en Sekotia. De cómo un manuscrito llega a un editor es muy variado, así como las diferentes suertes que conllevan siempre. La llegada del manuscrito de Silvia vino precedida de nuestro querido y común amigo Jesús Poveda. Un breve correo electrónico en el que sencillamente me decía: “Jesús Poveda piensa que este escrito podría encajar bien en tu editorial”.

Personalmente yo no conocía a Silvia. Mi única referencia era que había publicado con Jesús y que mi mujer había leído ambos libros. Pero la referencia de Jesús era importante para mí e hice una lectura rápida de editor, en diagonal, con una cata de páginas, donde comprobamos el estilo y la trama. Ambos aspectos me gustaron casi de inmediato y en 48 horas nos pusimos en marcha.

Trabajar con Silvia en una relación autor-editor es una experiencia. Podría decir que un libro es un libro en cualquier caso, y es verdad. La diferencia está en el factor humano, pues la elaboración de un libro requiere corazón y un editor tiene corazón, que debe complementarse con fuerza con el autor. Silvia es puntillosa y exigente. Una madre vigilante y celosa de su hijo, pero que aunque a veces no comprenda, se deja guiar del que sabe más que ella. Eso provocó una relación en sintonía con un resultado del que me siento satisfecho como editor.

Aquí me gustaría hacer una breve pausa y marcar una diferencia importante en el papel de un editor. Para empezar hay dos tipos de editor: el editor de obras y el editor industrial. El editor industrial realmente es un empresario que detrás de cada obra ve cuentas de resultados. Un editor de obras asume el libro del autor como el buen ginecólogo, que trata de traer a la criatura gestada por el autor con el máximo mimo y cuidado. Y aunque ambos editores están pendientes de las cuentas de resultados, el primero lo convierte en fin y el segundo en medio.

La segunda lectura. Esta vez fue ya con el libro en las manos, oliendo a tinta y a papel. Acariciando sus páginas ahuesadas y el mate sedoso de las cubiertas. Fue una lectura cuidada, buscando los secretos que muchas veces, subconscientemente, los autores dejan entre líneas y que aquellos que les conocen bien saben descubrir con cierta alegría, o sorpresa. Y la historia de María –la protagonista- es corta, pero intensa. Dura, peo dulcemente narrada. Es el recorrido de la vida de una persona más en el mundo, pero que como toda vida es única y particular. Una vida en la que Silvia extiende una gran mantel y sobre él discurren personajes de carne y hueso forjados en la ficción sobre hechos tan reales que alguien pudiera pensarse que son retazos de una vida tan cierta como lo que estamos todos viviendo ahora aquí, en Club Zayas.

Pero creo que si de algo nos habla esta novela, es del destino. El destino es esa certeza etérea que nos ayuda a encauzar nuestra vida. El destino es lo que somos a pesar de lo que somos. Al destino le podamos tratar de dar esquinazo y tomar decisiones demasiado personales, pero el destinos es paciente y sabe esperarnos donde le dejamos, o sabe dar las vueltas necesarias para hacer se de nuevo el encontradizo y volvamos a él. Destino es el hijo que tenemos, o el que no llegó. El marido y la mujer amada, o no. La enfermedad dura. El éxito personal. Nuestros padres. Nuestros hermanos. El destino es contra lo que no debemos luchar, porque estamos atados a él y junto a él seremos verdaderamente felices.

Estamos en una sociedad difícil, nihilista y pos-realista, que trata de seducirnos con perfume espolvoreado de un idealismo que roza lo enfermizo. Una sociedad que solo mide el éxito en resultados contables, pero cuyo pragmatismo provoca contradicciones como salvar a la Madre Tierra a pesar del ser humano. Es una sociedad enferma, porque la razón está corrompida.

Y María, nuestra protagonista, también sufre de todas esas dolencias. Se abandona de sí misma y se deja llevar por el mundo, rechazando su destino y buscándose a sí misma en ella misma. Solo con el amor, llegará descubrir que ella misma era su propio destino, tantas veces añorado sin saberlo, pero que cuando descubre que LA HABITACIÓN DE AL LADO estaba tan cerca, su carga la vuelve feliz.

Yo les aseguro que nadie de los que lean esta intensa historia de 96 páginas quedará sin tocar en su interior. Y les voy a decir por qué sucede esto. Porque  EN LA HABITACIÓN DE LA LADO cuenta una historia posible. Porque María somos todos un poco. Porque es tan corriente lo que nos cuenta Silvia, que nos impacta por ser real. Los héroes de cómic revestidos de efectos especiales ya no nos afectan por eso, porque son historias tan imposibles que no son creíbles y sólo pueden divertimos… ¡como mucho!

Narrativa con Valores se caracteriza por eso, porque son historias posibles, reales, cercanas. Porque en todas podemos estar cada uno de nosotros, luchando como lo hacemos, con defectos y virtudes. Así son los verdaderos héroes, no los que nos cuentan en la películas.

 

Novela que cogí con gusto, porque me resultó fresca y diferente a la narrativa actual, con un guiño constante a la literatura costumbrista inglesa (Jane Eyre). Pero a medida que leía...

Sí, es verdad, me gustó mucho, sobre todo los personajes y me refiero especialmente al Hombre del Sillón, que sin nombre propio queda bautizado finalmente de esa forma. La propia señorita Prim, una calculadora pragmática de ideas bien asentadas. ¿Y la madre del Hombre del Sillón? Una odiosa dama, vieja y retorcida, que aunque desea amar, su carácter la aleja de los demás, excepto de la señorita Prim y la cocinera, cuyas medidas de distancia se ha tomado entre las tres y por eso ahora son buenas amigas, porque saben hasta dónde pueden llegar.

La trama es la fórmula de encuentro/desencuentro en los que los culebrones televisivos echan el resto. Pero a diferencia de estos, basados siempre en amor-odio-envidia-engaño, El despertar de la señorita Prim hace uso de esta técnica con el descubrimiento de los conocimientos y del encuentro consigo misma (de la señorita Prim). Entonces los diálogos se suman uno tras otro con planteamientos tomistas y agustinianos que para el lector que gusta buscar razones trascendentes de la vida en las novelas, se dará un banquetazo de buena filosofía. Además de filosofía práctica en pleno siglo XXI.

Pero como decía en la introducción, ese "pero" que es como un latiguillo mortificante para el escritor -porque sin dejar de gustar al lector hay algo que no le termina de satisfacer-,  encontré demasiado recurrente, o repetitivo, las formas costumbristas de narrativa inglesas que terminaban molestando, quizá porque al no estar de moda hacen que leer te canse un poco.

Otro aspecto que yo creo que debilita un poco la obra es el final. Para mi gusto quizá mal rematado y por lo tanto queda demasiado abierto al lector, que ha sido traído llevado constantemente por la autora hacia el romántico planteamiento entre la señorita Prim y el Hombre del Sillón. Al final nada, ni sí ni no, ni blanco ni nada. Puede ser que haya lectores que les guste ese cierre, a mí no. Yo como escritor creo que deben dejarse las cosas atadas. Creo que el lector no debe pensar en la trama, si no en lo que la trama le quiere decir, porque si el lector se convierte en autor, los papeles terminan dándose la vuelta creando cierto círculo de frustración que degenera en abandono de la obra o del autor.

La autora, Natalia Sanmartín Fenollera, ha sabido dar con una tecla efectiva que ha vendido muchos miles de ejemplares en España y fuera de ella. Efectiva porque reo que se ha salido de la temática archiquemada y comercialona de lo que ahora se da como "éxito" editorial que es la contraída narrativa erótica. Una breve novela que cuenta la profundidad de la persona, su sentido trascendente, la implicación personal en los demás y la diferencia entre las razones del corazón y la idea clara de pensar antes de dejarse llevar. Es periodista y se nota en cuidado estilo (cosa que no sucede con todos, aunque también sean periodistas) y si que esto sea ofensivo para nadie, me parece todavía más admirable que haya sido capaz de escribir esta novela con la carga filosófica (de los Padres de la Iglesia) que tiene proviniendo su preparación de donde viene (Licenciada en Derecho por la ULC, es Master en Periodismo por la Escuela de periodismo de El País y la UAM y cuenta con un PIDD por la Escuela de Negocios ESIC), así como el lugar dónde trabaja (Jefa de Opinión en el diario económico Cinco Días, de Prisa) cuya línea editorial es contraria a estas tésis.

Y esto sin duda sirve para no etiquetar a nadie, esté donde esté, pues nunca sabemos por qué y que hay en su corazón. ¡Felicidades Natalia!