El espacio de mi trabajo

DSC_0168Como los animales irracionales, las personas terminamos buscando un agujero donde morar, protegernos y trabajar. Un lugar que termina siendo uno con nosotros mismos, donde nuestra capacidad de crear esté en sintonía con el mundo al que nos debemos, y en el fondo, que deseamos.

Va hacer diez años que vinimos a parar a este lugar. El sitio está ubicado en un edificio industrial, con lo que se acompaña de ese entorno ruidoso y gris. Pero dentro de aquel bloque de hormigón y verjas de un verde horrible, hay personas que trabajan y se desviven por sus anhelos. Entonces adquirimos una de aquellas naves industriales de 180m2 encerrados en cuatro paredes y dos puertas de aseos, sucios, viejos y abandonados.

Allí, en aquel lugar construimos un lugar que chocaba con su entorno, una especie de oasis sin ruido, música y ambiente susurrante de trabajo. Un lugar donde la creatividad gráfica, los títulos de libros propios y ajenos, se desenvolvían sobre las mesas como si fuesen lienzos delicados que había que tratar con sumo cuidado.

DSC_0076Aquí (año 2014) desembarcaron dos empresas Grupo-HBh (diseño gráfico y servicios de producción) y Sekotia (editorial). Luego, hace tres años ya, se instaló Criteria Club de Lectores y hace unos meses Tus Libros y Más (dos tiendas virtuales relacionadas, como no podía ser de otra forma, con los libros).

Han pasado diez años. Diez años de lucha, de nombres propios, de desazones, de gente que da y otros que roban. Un lugar que es como el altar del afán diario en el que cada día morimos un poco más por los demás. Porque si no contáramos con ello, con los demás, nuestro trabajo sería estéril.

DSC_0075Y después de diez años, es como si un ciclo se estuviese cerrando, que no es lo mismo que hablar de años perdidos. Porque nuestro interior se ha enriquecido de manera muy dimensionada. Sin embargo, nuestros bolsillos han menguado. Es como un choque entre lo hecho y lo deseado. Una ruptura entre lo material y lo espiritual. Entre las cosas y las personas.

Pero siempre nos queda la vida. Siempre nos queda la libertad de escoger entre los bueno y lo mejor. Y yo miro las palmas de mis manos y están diez año más viejas que entonces y sin embargo la mente más joven.

Y por último, mira el vídeo musical de nuestro ESPACIO DE TRABAJOvideo

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