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Sí, es verdad que las editoriales están pasando una crisis de aúpa y también es cierto que las editoriales no paran de nacer para reconvertirse. La crisis, de la que hemos hablado ya en otras ocasiones, es una crisis profunda en la que el propio sector se hunde en sí misma por sus propios defectos que no terminan de subsanarse, viciados en lo que ayer fue virtud y hoy defecto porque no ha sabido adaptarse al terreno.

Seguimos en un sector en el que el editor pone toda la carne financiera en el asador mientras que la cadena comercial sigue trabajando en depósito. Un depósito que hoy no sirve para nada si el mercado no es capaz de reaccionar y lo único que produce es un efecto rebote cuyos costes de traslado (devoluciones de libros no vendidos) se duplican. Estamos en un sector en el que los responsables de que algo pueda cambar no cambia. ¿Por qué? La mayoría de las respuestas que veo se refugian en la pereza y el miedo al cambio. Da miedo cambiar una Ley que ralentiza el resurgimiento y las relaciones ajustadas entre autor y editor, incluso una ley que propicie la racionalización del precio del libro para afrontar una situación de mercado que exige más flexibilidad y libertad de actuación. Los gremios que intervienen (algunos editores, libreros y distribuidores) prefieren morir poco a poco a cambiar de una vez por todas para dar un nuevo sentido comercial en el que todos expongan parte del riesgo en los costes de la producción de los libros.

autopublicacionY a pesar de esto, los editores vocacionales, siguen creando nuevos sellos que curiosamente apuestan por nuevos autores la mayoría totalmente desconocidos con los que se llegan a fórmulas de interés común con ellos. Resurgen las auto ediciones pero con una vuelta de tuerca que regenera la publicación de nuevos autores y nuevos títulos. Un panorama que convierte a esta manera de publicar en un abanico de posibilidades que se ha terminado llamando coedición, de forma que el autor ya no se autopublica ni le publican, si no que apuesta personalmente junto con el editor, por un sistema híbrido a partes iguales por su obra; el primero pone su esfuerzo intelectual y el segundo pone en marcha su estricta labor de editor (distribuir, comercializar, administrar y gestionar el almacén) de manera integral. También la parte económica se distribuye entre ambos, según qué o cómo acuerden entre ellos.

Un ejemplo muy constructivo de este tipo de gestión editorial es Gotas Publicaciones que proporciona al autor tres tipos diferentes de contratos que se ajustan a las necesidades -o posibilidades- del autor y su obra. También aporta un montón de posibilidades de mejoras a la publicación para que la apuesta del autor sea completa con la mayor garantía de éxito.

Pero -¡oh, sorpresa!-, también hay nuevos sellos que pelean siendo editores 100%. Aparece la paradoja de pequeños sellos que apuestan por autores desconocidos o casi desconocidos en la que, si bien no es una coedición, la actuación involucrada del autor es imprescindible. Ya no basta con escribir y esperar a ver cómo llega el triunfo. Ahora hay que salir a la calle y buscarlo... y encontrarlo. Algo parecido a lo que pasa con al sector de la música: no basta con sacar el LP y vender copias. Ahora sacas la canción/nes y ardes en deseo en que todo el mundo que pueda se las descargue, y se emocione, para llenar los conciertos de la gira que su manager le ha organizado para ganar dinero. La misma canción cantada un millón de veces durante el verano para ser el amo de las plazas de toros y polideportivos de toooodos los pueblos de España. Así pasa también con los escritores, que tienen arañar entrevistas en radio, reseñas en la prensa y presentaciones las que se puedan aquí, allí y allá.

Pongo dos ejemplos de nuevas y pequeñas editoriales: Un libro en el bolsillo (mayo 2015) funciona determinando el  mercado de influencia por cercanía. Cuenta con distribución nacional pero solo lo hace en los lugares de influencia del autor. Es decir, el autor es nuevo (o casi) y su fuerza de ventas estará precisamente en el influjo de compromiso con los conocidos (familia amigos, vecinos, compañeros...) y que estos se conviertan en los mejores comerciales de su obra gracias a la recomendación boca-oído, la mejor publicidad. Otro ejemplo es Librando mundos (septiembre 2015) cuya apuesta se hace en el duro camino de las redes sociales. Lanzan un título y hacen que Twitter, Facebook y Amazon arranquen comentarios y que gracias a sus seguidores, replicando el título y el autor, lo conviertan en un fenómeno viral de masas. Una vez más, en un caso y otro, el autor y editor deberán estar involucrados al 200% para que todo esto funcione.

Pero haré un aviso a navegantes: estos dos sellos mencionados, son solo un par de ejemplos de lo que está sucediendo en esta revolución silenciosa: nuevas y pequeñas editoriales sin capacidad de inversión en marketing y grandes eventos. Que no tienen dinero pero sí muchas ganas de luchar y de renovar el panorama agónico de este sector tocado y semihundido.

Si escribes, busca editor. Si no lo encuentras, hágazte hueco en el mercado con estas nuevas herramientas, porque otros como Dostoievski, Proust, Stevenson... comenzaron así, autopublicándose, y entonces las cosas no eran más fáciles que hoy.

Lugar recomendado Gotas Publicaciones, con 3 tipos de contratos adaptables a tus circunstancias

Un libro en el bolsilloUn libro en el bolsillo es un nuevo sello para dar salida a muchas buenas  plumas que están ahí y que nadie las mira porque o "no son nadie" o la crisis no admite más "experimentos".

Y así, como quien no quiere la cosa, nace un sello que da cabida a narrativa ágil y nueva, que propone a los lectores habituales de libros de bolsillo nuevos títulos con nuevos (o no tan nuevos) autores dispuestos a embelesar y hacer soñar con sus letras.

La idea parte de tres proyectos existentes y vinculados de una forma u otra al mundo editorial. Puso la idea en marcha Agencia Autores, que selecciona autores de literatura y música,  que representa oficialmente.  Habló con Gotas Publicaciones , experta en producción y distribución de trabajos a medida, y por último Criteria Club de Lectores que es un gran escaparate on line que vende y distribuye eBook y libros en papel a nivel nacional y también en América. Todos y a la de una, a finales de 2014, consolidaron el proyecto y se pusieron en marcha en Semana Santa de 2015 con los primeros títulos. Ahora Un libro en el bolsillo es una realidad que parece que no se parará fácilmente.

El sello apuesta por cuatro colecciones básicas: narrativa histórica, juvenil, thriller y romántica. Y aunque acaba de aparecer -su web lleva algo más de una semana en la calle- tienen ya varios títulos publicados y otros cuantos en la cartuchera para dispararlos en 1, 2, 3,... ¡YA!

WEB Un libro en el bolsillo

¿Y cuál es su secreto? La audacia de una participación estrecha entre todas las partes, incluida de forma muy seria el propio autor. Su funcionamiento es básico -y a mi entender inteligente en una época en donde la publicidad no funciona y las novedades no hacen reaccionar al mercado-: el libro se lanza al mercado como eBook y se jalean las redes sociales; casi al mismo tiempo se hace una tirada corta y se promociona desde Criteria Club de Lectores a su fondo de comercio con más de 15.000 socios; posteriormente se hace una presentación oficial promovida fundamentalmente por el autor... Finalmente, si la demanda real lo exige, se distribuye de forma local, regional o nacional.

Desde luego un sistema que rompe con la tradicional colocación de ejemplares y la esperanza ciega al no retorno. Un sistema que trata de paliar la parálisis de un sector cada vez más obsoleto donde el distribuidor ha sustituido a las empresas logísticas y el editor está agotado de apostar con su dinero por libros buenos -o supuestamente buenos- frente a un mercado paralizado y una red de librerías cada vez más anquilosadas.

Desde aquí les deseo lo mejor. Y si eres escritor de narrativa, prueba a ver, a lo mejor es el sello que esperabas 😉