No te rías de los «tontos» de la clase

Hace tiempo que fui al colegio. Para ser más exactos estuve en seis colegios, ninguno de curas, pero todos variados en su estilo pedagógico. Muchos pueden pensar -y lo piensan- que yo era un niño "imposible" y siempre respondo lo mismo: sí, es verdad, pero es con esos niños con los que se tienen que lucir los profesores, no con el empollón de gafitas que lo sabe todo.

Era un colegio de pago renombrado en Madrid (evitaré dar su razón social por motivos obvios),  y que se vanagloriaba (y se vanagloria) de su proyecto educativo porque era único, especial y personalizado, y cuyos valores máximos son desde siempre la educación en virtudes humanas y espirituales. Allí se me trató con desprecio. Se me dieron bofetadas que no recibí en ningún otro y soporté el vacío por parte de los alumnos gracias a la mofa pública de mi persona por parte de algunos profesores. Y todo esto para que al final recomendaran a mis padres que me fuera, que no me adaptaba al proyecto pedagógico del centro escolar... ¡En fin!

Entonces eso se quedó allí, grabado en la memoria infantil de una criatura que solo era capaz de vivir el presente como único reflejo de lo que sucedía en su vida y sin capacidad de valorar ciertamente lo que sucedía o no en aquel momento. Mis padres, supongo,  contemplaron con estupor cómo aquel colegio de pago (de pago alto) les devolviera a la criatura más maleada que como llegó. Han pasado de esto 43 años y lo recuerdo con... ¡resquemor! y no digo rencor porque mi postura moral no lo desea y lo rechazo, pero...

Y lo que sucede es que después de todo este tiempo el "tonto" de clase que no hizo carrera universitaria, no quiso hacer una oposición y nunca fui un niño rico, se ha convertido en un pequeño empresario que ostenta a su cargo tres CIF diferentes, ha escrito varios libros, tiene siete hijos, mantiene un  matrimonio feliz y se rodea de gente buena de muchas ideologías diferentes, clases sociales y países del más allá. Y ademas, el "tonto" no ha conocido en su vida el paro.

Hay listos de clase que ven con orgullo cómo su capacidad les coloca ostentosamente por encima de otros. Es lógico, estamos en una sociedad que compite y los niños de colegio, los listos y los tontos, también lo hacen. Los listos con su listeza y los tontos con otras muchas capacidades que no puntúan a final de curso.

No hay que reirse de los "tontos" de la clase. Porque luego la vida nos pone a cada uno en su sitio y podemos pasarlo mal. Pero sobre todo los "profes" y las "seños" deberían ser mucho más responables con su trabajo, que no son ni más ni menos que el futuro de muchas vidas y humanas. Hay muchos profesores que se merecen palizas, las mismas que dan a muchos alumnos. Antes palizas físicas y hoy despectivas. Doy muchas gracias a Dios de que en mi camino no me haya puesto delante a aquellos profesores, porque les hubiese puesto colorados ante su falta de humanidad, de calidad, de profesionalidad...

Gracias a todos los que sin embargo sí apostaron por mí, aunque me vieran entonces un poco "tonto". GRACIAS.

P.D.: Y después de todos estos años, aquel colegio todavía existe, y que saben el mal cierto que hicieron, pero nunca nadie pidió perdón, ni personalmente ni institucionalmente. Aquellas buenos valores, sólo estaban en la cascarilla de los folletos de promoción.

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