Nadie entiende nada fue una obra gráfica fruto de mi trabajo principal por aquellos años de 2002 y haciendo mis primeros pinitos relacionados con el mundo editorial, en mi vertiente de editor-autor.
Cuando este libro raro vio la luz a muchos les llamo la atención sus tapas rosa chicle y su tipografía contrastada de formas duras, su formato casi cuadrado y su incompresible lectura llena de código ascii. Pero mientras que unos pocos descubrieron una forma divertida de hacer un libro que parece que no te dice nada, pero que sí transmite sensaciones, la mayoría lo consideró una tomadura de pelo.
Muchos de estos intelectuales que no sabían ver más allá de unas líneas llenas de letras y palabras con apariencia de tener sentido, que ni tan siquiera leyeron la introducción y que se incluyó al principio de la edición explicando el sentido de la obra.
Lo cierto es que el libro no solo tiene código ascii, también aporta dos elementos que ayudan al esfuerzo imaginario del "lector" de Nadie entiende nada: A] Los títulos de cada capítulo son descifrables, solo que hay que pensar y descubrirlos... B] Hay páginas ilustradas con composiciones fotográficas y cuyos pies de fotos están escritos en castellano contemporáneo, lo que facilita la comprensión del mensaje.
Aun así, aun dando estas pistas para la comprensibilidad del contenido, he admitir que no es un libro de lectura al uso. Más bien se trata de un libro donde la vida se para y la imaginación se entretiene amparada en una sonrisa satisfecha. En todo caso animó a conocerlo, pero aviso: a pesar de los detractores de esa "locura", "mamarrachada", "tirar el dinero", etc. quedan muy pocos ejemplares disponibles en el mercado y los que lo tienen no lo quieren soltar, aunque los que fueron a comprarlos en su día, les dio vergüenza (o miedo) adquirirlo bajo la atenta mirada de los inquisidores de lo "normal".
Espero que os guste, como a mi lo pareció cuando lo hacía (lo creaba). Ahora os presento algunas de las páginas de interior y las cubiertas completas.