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Discurso de presentación de EN LA HABITACIÓN DE AL LADO
Madrid, el pasado 6 de junio de 2013, en la sala de conferencias del Club Zayas, tuvimos la ocasión de realizar el acto de Presentación de la novela EN LA HABITACIÓN DE AL LADO de Silvia Laforet. Nos acompañó, además de la autora y yo mismo como editor, Jesús Poveda con el que Silvia ya había acometido dos proyectos editoriales.
La autora. Silvia Laforet es madre de dos hijos, trabaja en el Ministerio de Cultura y escribe. Y escribe bien porque lo hace con la pasión que hace mover montañas. La pasión del corazón con sentido -nada que ver con el corazón “consentido”- que sufre por lo propio y por lo extraño. Escribe bien porque sabe aprovechar esos agujeros negros para muchos, que para ella se convierten en puntos de luz y un motivo suficiente para escribir.
Es Licenciada en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Puede ser precisamente ese aspecto de su formación académica por la que sepa extraer del tiempo las chispas de la vida que merecen la pena lo amasa con acierto y y trasladarlas al papel.
Ha recibido varios premios literarios como el Premio Carmen Conde y finalista del Premio Ana María Matute. También es articulista en diversos medios de comunicación. Pero quizá por lo que más la hemos conocido ha sido por los dos libros de los que es coautora con Jesús Poveda El Buen adiós y con La vida en los talones, que como sus títulos dejan entrever tienen una fuerte carga transcendente. También en solitario es autora del ensayo Amores compartidos.
Aparición en Sekotia. De cómo un manuscrito llega a un editor es muy variado, así como las diferentes suertes que conllevan siempre. La llegada del manuscrito de Silvia vino precedida de nuestro querido y común amigo Jesús Poveda. Un breve correo electrónico en el que sencillamente me decía: “Jesús Poveda piensa que este escrito podría encajar bien en tu editorial”.
Personalmente yo no conocía a Silvia. Mi única referencia era que había publicado con Jesús y que mi mujer había leído ambos libros. Pero la referencia de Jesús era importante para mí e hice una lectura rápida de editor, en diagonal, con una cata de páginas, donde comprobamos el estilo y la trama. Ambos aspectos me gustaron casi de inmediato y en 48 horas nos pusimos en marcha.
Trabajar con Silvia en una relación autor-editor es una experiencia. Podría decir que un libro es un libro en cualquier caso, y es verdad. La diferencia está en el factor humano, pues la elaboración de un libro requiere corazón y un editor tiene corazón, que debe complementarse con fuerza con el autor. Silvia es puntillosa y exigente. Una madre vigilante y celosa de su hijo, pero que aunque a veces no comprenda, se deja guiar del que sabe más que ella. Eso provocó una relación en sintonía con un resultado del que me siento satisfecho como editor.
Aquí me gustaría hacer una breve pausa y marcar una diferencia importante en el papel de un editor. Para empezar hay dos tipos de editor: el editor de obras y el editor industrial. El editor industrial realmente es un empresario que detrás de cada obra ve cuentas de resultados. Un editor de obras asume el libro del autor como el buen ginecólogo, que trata de traer a la criatura gestada por el autor con el máximo mimo y cuidado. Y aunque ambos editores están pendientes de las cuentas de resultados, el primero lo convierte en fin y el segundo en medio.
La segunda lectura. Esta vez fue ya con el libro en las manos, oliendo a tinta y a papel. Acariciando sus páginas ahuesadas y el mate sedoso de las cubiertas. Fue una lectura cuidada, buscando los secretos que muchas veces, subconscientemente, los autores dejan entre líneas y que aquellos que les conocen bien saben descubrir con cierta alegría, o sorpresa. Y la historia de María –la protagonista- es corta, pero intensa. Dura, peo dulcemente narrada. Es el recorrido de la vida de una persona más en el mundo, pero que como toda vida es única y particular. Una vida en la que Silvia extiende una gran mantel y sobre él discurren personajes de carne y hueso forjados en la ficción sobre hechos tan reales que alguien pudiera pensarse que son retazos de una vida tan cierta como lo que estamos todos viviendo ahora aquí, en Club Zayas.
Pero creo que si de algo nos habla esta novela, es del destino. El destino es esa certeza etérea que nos ayuda a encauzar nuestra vida. El destino es lo que somos a pesar de lo que somos. Al destino le podamos tratar de dar esquinazo y tomar decisiones demasiado personales, pero el destinos es paciente y sabe esperarnos donde le dejamos, o sabe dar las vueltas necesarias para hacer se de nuevo el encontradizo y volvamos a él. Destino es el hijo que tenemos, o el que no llegó. El marido y la mujer amada, o no. La enfermedad dura. El éxito personal. Nuestros padres. Nuestros hermanos. El destino es contra lo que no debemos luchar, porque estamos atados a él y junto a él seremos verdaderamente felices.
Estamos en una sociedad difícil, nihilista y pos-realista, que trata de seducirnos con perfume espolvoreado de un idealismo que roza lo enfermizo. Una sociedad que solo mide el éxito en resultados contables, pero cuyo pragmatismo provoca contradicciones como salvar a la Madre Tierra a pesar del ser humano. Es una sociedad enferma, porque la razón está corrompida.
Y María, nuestra protagonista, también sufre de todas esas dolencias. Se abandona de sí misma y se deja llevar por el mundo, rechazando su destino y buscándose a sí misma en ella misma. Solo con el amor, llegará descubrir que ella misma era su propio destino, tantas veces añorado sin saberlo, pero que cuando descubre que LA HABITACIÓN DE AL LADO estaba tan cerca, su carga la vuelve feliz.
Yo les aseguro que nadie de los que lean esta intensa historia de 96 páginas quedará sin tocar en su interior. Y les voy a decir por qué sucede esto. Porque EN LA HABITACIÓN DE LA LADO cuenta una historia posible. Porque María somos todos un poco. Porque es tan corriente lo que nos cuenta Silvia, que nos impacta por ser real. Los héroes de cómic revestidos de efectos especiales ya no nos afectan por eso, porque son historias tan imposibles que no son creíbles y sólo pueden divertimos… ¡como mucho!
Narrativa con Valores se caracteriza por eso, porque son historias posibles, reales, cercanas. Porque en todas podemos estar cada uno de nosotros, luchando como lo hacemos, con defectos y virtudes. Así son los verdaderos héroes, no los que nos cuentan en la películas.