Ray Bradbury nacido en 1920 en Los Ángeles, California, es un reconocido escritor estadounidense de misterio del género fantástico, terror y ciencia ficción. Es principalmente conocido por sus obra Crónicas marcianas (1950) y la novela distópica Fahrenheit 451 (1953). Su famosa frase de No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe... Debiera ser el acicate de aquellos que tienen la responsabilidad de apoyar la cultura y además debieran de ponerse en el cabecero de su cama y leerlo antes de dormir… ¡y comprobar si en ese día lo pueden hacer en paz!
Ha pasado un año más de nuestras vidas. Unos lo habrán cogido a medias y para nuestro objetivo de hoy no cuentan. Otros, se han quedado en el camino. Pero la mayoría seguimos aquí, contando años y la frágil barca de la esperanza por seguir creciendo como personas. Pero a pesar de los tiempos que nos han tocado vivir, no voy a dejarme llevar por un discurso nihilista, aunque se lo merezca. Me gustaría más meter espuela a nuestra vida y tratar de hacer cabeza de qué hemos hecho durante 2014 por la cultura en general y la lectura en particular. ¿Qué hemos leído? ¿Hemos leído más o menos que otros años? ¿Por qué…? ¿Vemos que aquellos que nos rodean saborean como nosotros de una buena lectura? ¿Asistimos a foros, tertulias, amistades… con quién podamos compartir nuestros gustos o frustraciones como lectores? Desgraciadamente la mayoría de los oyentes habrán respondido que no a todas o a casi todas las preguntas. Sí, lo sé. Sé que esto no ocurre con el fútbol, con la afición, con los mentideros políticos, ni en los caladeros de la salsa rosa. Esos foros, esos programas, esos blogs abundan y algunos de ellos para desgracia de la humanidad.
He titulado este editorial Leer con los ojos cerrados, porque en la mayoría de las ocasiones es lo que hacemos: leer con los ojos cerrados del alma. ¿Para qué leemos si no le damos salida en los demás y/o para los demás? En este aspecto no es importante el soporte, quiero decir que no hablo de leer en digital o sobre papel, hablo de leer, en lo que usted quiera, oiga, pero lea. Y les diré por qué me preocupa tanto, porque no es porque sea escritor, ni tampoco por ser editor, ni tan siquiera por llevar este programa de libros y cultura… Me preocupa porque la lectura es un acto en que somos trascendidos y con los que podremos trascender a los demás, principalmente a los que están más cerca, como sucede en el matrimonio, a nuestros hijos o los nietos, a un hermano, a mi padre o a un amigo del alma que quizá esperan de nosotros una palabra de ánimo o un consejo enriquecido de cultura y buen saber.
Habrán oído a menudo de aquellos aficionados a correr todos los días unos kilómetros que con toda seguridad dicen que correr engancha, que el día que no lo hacen se sienten inquietos; incluso, algunos, los más sinceros, añaden: al principio cuesta, pero luego ya no se puede dejar. Pues los que no leen, que se apliquen el cuento, porque es lo mismo. Bueno, lo mismo no, porque el que corre solo encuentra satisfacción en sí mismo y el que lee es capaz de dar vida a todos los que les rodean. Hay lecturas para todos. Hay lecturas de todo tipo, tanto en cantidad como en calidad, actual o clásica, ajustada a todo tipo de bolsillos. Apropiada a cualquier nivel intelectual de todas las edades…
Pero claro, cuando un país, desde su televisión estatal, aquella que debería proyectar el nivel cultural de la sociedad que se supone que gobierna o al menos ser el primer responsable en su promoción, procura un ente de entretenimiento compitiendo contra las privadas e inyecta fútbol como programa republicitado para acallar la razón y Corazón Corazón para anestesiar la conciencia. Entonces, lo cierto es que entra en la línea de milagro social que haya quien lea alguna vez. Y de nuevo tiro de Bradbury para explicarme mejor: No trato de describir el futuro. Trato de prevenirlo.
En todo caso aviso a posibles asustadizos que leer tiene los siguientes efectos secundarios: da vida a nuestra vida, mueve las neuronas, realza la inteligencia personal, amplía la visión social, nos hace ser más comprensivos, conocer mejor al ser humano y, sin duda, ayuda a dar sentido a nuestra vida. Se desconocen las contraindicaciones. En todo caso es muy recomendable a cualquier edad, aunque quizá con los menores de 3 años deberán ser ayudados a ingerir las primeras dosis (leer todos los días un cuento, procurando poner el énfasis necesario para dar vida a lo que dice, por favor, no narre como una máquina de escribir). ¿Posología…? Para iniciados: empezar sin forzar con una dosis diaria de 15 minutos diarios. En caso de que usted sea usuario desde hace tiempo, pregunte a su facultativo (librero, crítico, blog especializado…) nuevos formatos que hagan de usted un paciente cada día más sano. El uso prolongado de la lectura le protegerá contra la tontería personal y la ajena. Leer es salud, no lo olvide.
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