Cuando escribí esta novela de corte surealista, disfruté como con ninguna. No sé que se cruzaba por mi cabeza en esa época (2002), pero salió del tirón. Escribía en los trenes de cercanías cada vez que iba o venía de casa al trabajo y viceversa, en un ordenador portátil. Por entonces ver eso en transportes públicos, era una friKada.
Dentro de la caja del violín es una historia rara, cuyo protagonista, un joven aburrido e instalado en la vida, se ve trasladado a un barrio desconocido donde la gente pulula con vida propia en un ambiente de barrio y cuyos personajes le envuelven misteriosamente. Unos le empujan y otros le impiden a cumplir una extraña misión encargada por un ciego violinista y un camarero de mirada glauca, pero mudo.
La historia está narrada en primera persona, desde el manicomio donde después de toda su aventura es ingresado. Lo escribe a petición de los doctores del psiquiátrico con el fin de que aclare mejor las ideas. Esa narración le lleva una y otra vez a opinar sobre el trato recibido en la clínica, sus rarezas, sus pensamientos, donde en ocasiones se siente utilizado y otras respetado.
Sin duda, aquellos que gustan bucear en las historias raras, donde de una página a otra parece que el sentido de la historia cambia, pero que otras páginas más adelante cobra de nuevo sentido, es la novela adecuada. Un elenco de personajes maravillosos con los que disfruté mucho durante su creación. El chino canalla que nunca hablaba y que se empeñaba en dar muerte al protagonista pero que finalmente termina el suicidándose; Pelícano, un enano perverso y que gasta la mala leche de un psicópata obseso por el sexo; Damián, el amo de la pensión donde todos se hospedan y cuyo hijo formará otro de los muchos nudos que se juegan en la trama; la vieja loca, borracha y gritona; un vendedor ambulante; el frutero, Nicasio, que será una especie de protector -o no-...
Junto al sufrido personaje central, le acompañan una joven a la que debe salvar sin saber de qué ni por qué, y otro muchacho flaco y adolescente enamorado de un prostituta sobre la que trata de llamar la atención bailando en el balcón de la pensión en calzoncillos de estampado de leopardo. Juntos deberán conseguir salir de dentro de la caja del violín.
La caja del violín es ese mundo loco donde se concentran todas nuestras esperanzas y frustraciones, éxitos y fracasos, amores y odios... Es el teatro de la vida, es el papel que nos toca a cada uno jugar sí o sí. Y la vida es ese mundo de locos donde todos nos damos la mano aunque no nos miremos.
Como última anotación, decir que me sorprendió por FaceBook una chica de Barcelona y me sorprendió preguntándome que si yo era el autor de esa historia. Sí, le dije yo un poco desconcertado. Me dio la enhorabuena y me comunico que pertenecía a un grupo de teatro en el que estaban haciendo una adaptación para la representación de Dentro de la caja del violín. Y que otro colega del director quería hacer un corto sobre ella.
¡En fin, qué más puede pedir un autor desconocido que otros quieran hacer suyo la obra que uno ha parido!
Este es el aspecto del libro en algunas de sus páginas. Las paginas en blanco es donde se desarrolla la historia. Como puedes ver hay unos bolos con un número, esa es la página donde se encuentran las referencias a las reflexiones del protagonista, que son las que aparecen en las páginas de blanco sobre negro. ¿Creo que es original, no?