Earvin "Magic" Johnson, Jr. Nació un 14 de agosto de 1959, todos saben que es un exjugador de baloncesto estadounidense, considerado uno de los mejores de la historia. Militó en Los Angeles Lakers de la NBA desde 1979 hasta 1991. Su carrera aparentemente se truncó cuando en 1991, el jugador hizo público que había contraído el virus VIH lo que le obligó a retirarse de la práctica del baloncesto inmediatamente. Quizá fue cuando dijo: Todo lo que los niños necesitan es un poco de ayuda, un poco de esperanza y alguien que crea en ellos.
Si hay algo que seduce a un escritor, es ver cómo la imaginación de un niño crece gracias a sus historias, sus cuentos, sus personajes... Es ver cómo la imaginación de un adulto se vuelve como la de un niño para que entre ambos puedan tejer algo que solo ellos podrían comprender. Es eso, convertirse en niño para hablar como lo haría un niño, pero llevando la voz cantante. A diferencia de los adultos, con los niños tienes que sorprender desde la primera línea, porque ellos no dan segundas oportunidades. Quiero decir, que la capacidad de seducción debe mantenerse de manera constante, porque con cada uno de los personajes, han de convertirse en el protagonista, en la princesa, en el pobre, en el audaz...
Cautivar a un niño desde los cuentos no es fácil. Hay cierta propensión a pensar que los cuentos son como una especie de novela corta, que por eso no exige dedicación y que casi cualquiera puede hacerlo. También, otro tópico entre los adultos que han perdido la infancia que todos debiéramos reservarnos para entender lo inexplicable de la vida, es que la narrativa infantil es una técnica menor y que también por eso, porque el lector objetivo son los niños, no hay que prestarle demasiada atención. Quizá unos tópicos cada vez menos creídos por todos, porque poco a poco los cuentos para niños y para adultos han ido trepando entre los lineales y por fin se han convertido en la estrella en muchos de ellos, incluso espacios exclusivos y librerías especializadas.
Los cuentos, los relatos infantiles y juveniles no solo son una especialidad de puntos de venta, también lo son de autor y editor, hasta tal punto que muchos autores consagrados en esta especialidad no han podido ni han sabido dar el salto a narrativa para adultos. Y les pondré un ejemplo... J.R. Rowling, la refamosísima autora de Harry Potter, avisó en la entrega de su última aportación del niño mago, que no seguiría con la saga. Y así lo hizo. Pocos años después apareció con su primera novela para adultos "Una vacante imprevista" y los editores que tenían en su poder los derechos de Harry Potter, se echaron a temblar, quizá no tanto por los resultados en ventas, si no porque fueron amenazados por el gabinete que negociaba los derechos, que quien se quedara con la novela, también adquiriría los derechos de Harry. Claro, los editores sabían que el salto de trapecio de juvenil a adultos, siempre es un salto mortal sin red. Los abogados que defendían los derechos de la Rowlig también, y quizá por eso chantajearon de alguna forma con los derechos de la saga más famosa de este siglo. La editorial Salamandra embargó todos sus posibles para competir contra Planeta, que era la competidora directa, y pagaron una friolera de varios cientos de miles de euros para seguir siendo la propietaria de los derechos de J. R. Rowling, incluida la novela para adultos, de la que bien sabían nunca recuperaría la inversión.
Esta anécdota, por llamarlo de alguna forma, ilustra bien que la narrativa juvenil crea un público y el público encasilla, guste o no al autor. Curiosamente no es lo mismo cuando un autor de adultos coquetea con relatos, cuentos o historias breves para niños o jóvenes... Eso lo han hecho muchos, desde el sesudo C. S. Lewis hasta el recién fallecido Gabriel García Márquez, y como bien saben, la cosa pinta diferente.
Los adultos, empezando por los padres, los hermanos mayores, los tíos y los abuelos quienes lograrán que los más pequeños de casa consideren que leer es algo entretenido, gozoso, que la lectura deja un poso imborrable y que sin nuestro empeño, la natural curiosidad de los niños a leer porque quieren conocer, si no ponemos más de nuestra parte, enseguida la TV y las videoconsolas lo matarán. Que si los adultos de casa no leemos, no bastará con que el profe o el colegio se empeñen en que lean uno o dos títulos al año. Que si nuestros menores ven que vamos de la cama al televisor y que lo único que llevamos en las manos es el teléfono móvil o el mando de la Wii, comprenderán que lo correcto es lo nosotros hacemos, porque somos mayores y sabemos más y mejor que él lo que hay que hacer -entiéndase la ironía en este caso-; que para eso le damos órdenes todo el día indicándole lo que es bueno o malo. Entonces, ¿Cómo podemos obligarle a leer un libro si nosotros no lo hacemos? La navidad es uno de los momentos más adecuados para pedir a los Reyes Magos buenos libros para ellos. Y quizá aplicar la frase de Magic Jhonson: Todo lo que los niños necesitan es un poco de ayuda, un poco de esperanza y alguien que crea en ellos.
Ir el programa completo (recomendado) con entrevista a Angelina Lamelas y tertulia con 3 jovenes: Begoña (9 años) Macarena (14 años) y Javier (17 años) verdaderos expertos en reconocer un buen libro.